Defensor de Monseñor Álvarez y acogedor de sacerdotes desterrados, José Antonio Canales Motino se despide del pueblo de Dios
El obispo José Antonio Canales Motino anunció oficialmente su renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Danlí, poniendo fin a una etapa marcada por su cercanía con los perseguidos por el régimen sandinista y su defensa de la libertad religiosa en Centroamérica. La decisión fue comunicada en un mensaje pastoral difundido por el Obispado este viernes, en el que el prelado explicó que un “severo agotamiento físico y mental” le impide continuar en el cargo.
RELIGIONESCENARIO NACIONAL
Darío Medios
10/10/20252 min read


El obispo José Antonio Canales Motino anunció oficialmente su renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Danlí, poniendo fin a una etapa marcada por su cercanía con los perseguidos por el régimen sandinista y su defensa de la libertad religiosa en Centroamérica. La decisión fue comunicada en un mensaje pastoral difundido por el Obispado este viernes, en el que el prelado explicó que un “severo agotamiento físico y mental” le impide continuar en el cargo.
Canales, quien asumió la diócesis en 2017, expresó su gratitud al clero, a las comunidades parroquiales y al pueblo de Dios, a quienes pidió perdón “si en algún momento los ofendí”. El mensaje fue recibido con muestras de aprecio por fieles hondureños y nicaragüenses que reconocen su papel como voz profética frente a los abusos de poder en Nicaragua.
Un obispo incómodo para el régimen de Ortega
Durante los últimos años, monseñor Canales se destacó por condenar públicamente la represión contra la Iglesia católica nicaragüense, especialmente tras el encarcelamiento de Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, a quien defendió abiertamente. Asimismo, acogió en su diócesis a sacerdotes nicaragüenses desterrados, ofreciendo refugio espiritual y apoyo humanitario.
Estas acciones le valieron el respeto de muchos católicos y defensores de derechos humanos, pero también críticas de sectores afines al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes lo tildaron de “entrometido” por solidarizarse con la Iglesia perseguida en Nicaragua.
Con la aceptación de su renuncia por parte del Papa León XVI, Canales pasará a ser “Obispo Emérito de Danlí”, título que en la Iglesia católica se otorga a los prelados que cesan en el gobierno de una diócesis por motivos de edad, salud o decisión pontificia. Este estatus implica retiro de la gestión pastoral activa, pero mantiene un vínculo espiritual con la diócesis y sus fieles.
Legado pastoral y mensaje final
En su carta, el obispo agradeció a sacerdotes, religiosas, catequistas y comunidades por el trabajo conjunto en la construcción del Primer Plan Diocesano de Pastoral, y destacó el entusiasmo del pueblo en la evangelización. “Gracias, porque siempre que llevé la Palabra del Señor la recibieron con alegría y muestras de gran aprecio”, escribió.
Su despedida deja a la diócesis a la espera de que el Vaticano designe un administrador apostólico o un nuevo obispo. Mientras tanto, fieles en Honduras y Nicaragua reconocen en Canales una figura que encarnó la fraternidad entre las Iglesias de ambos países y la defensa de la libertad religiosa ante la persecución.
