De símbolo de autoridad a figura olvidada; Aminta Granera vendiendo propiedades familiares

La exjefa de la Policía Nacional, Aminta Granera Sacasa, vuelve a ser mencionada en Nicaragua, no por decisiones políticas ni apariciones públicas, sino por la venta de una lujosa propiedad familiar en el histórico barrio Sutiaba, en León.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

10/6/20253 min read

La exjefa de la Policía Nacional, Aminta Granera Sacasa, vuelve a ser mencionada en Nicaragua, no por decisiones políticas ni apariciones públicas, sino por la venta de una lujosa propiedad familiar en el histórico barrio Sutiaba, en León.

El inmueble, con al menos diez habitaciones y valorado en unos 400 mil dólares, está siendo ofrecido en el mercado justo cuando se intensifica la cacería interna del régimen de Rosario Murillo contra antiguos cuadros sandinistas, especialmente en ese departamento que alguna vez fue considerado la cuna de la revolución.

La transacción ha despertado comentarios entre vecinos y analistas que la ven como una señal del declive total de la exjefa policial, quien durante años fue presentada como el “rostro amable” del sandinismo y una de las mujeres más poderosas del país.

La caída de una leal a Ortega, pero no a Murillo

Granera dirigió la Policía Nacional entre 2006 y 2018, años en los que consolidó una institución férreamente subordinada a los intereses del régimen Ortega-Murillo. Sin embargo, su lealtad estaba dirigida exclusivamente a Daniel Ortega, lo que generó roces con la vicepresidenta Rosario Murillo, quien nunca la consideró parte de su círculo de confianza.

Fuentes consultadas señalan que esa desconfianza fue el inicio de su ocaso político. Murillo, obsesionada con controlar todos los resortes del poder, fue desplazando a figuras históricas del sandinismo que no le eran incondicionales. Granera terminó aislada, marginada y silenciada, hasta desaparecer del espacio público tras su salida de la Policía en 2018.

Una carrera opacada por la represión y el control absoluto

Durante su gestión, la Policía Nacional bajo el mando de Granera fue acusada de graves violaciones a los derechos humanos, especialmente durante las protestas de abril de 2018. Organismos internacionales la señalan por su papel en la represión que dejó centenares de muertos, miles de heridos y decenas de presos políticos.

Lo que alguna vez fue percibido como una “policía con rostro humano” se transformó en una fuerza al servicio del control y la represión, quedando Granera atrapada entre su papel institucional y las órdenes del poder político.

Su retiro no fue voluntario: Murillo la empujó a un silencio forzado, y desde entonces, su nombre ha sido borrado de los espacios oficiales y del relato sandinista.

Venta bajo presión o maniobra preventiva

La aparición de la casa familiar en venta no parece casual. Analistas locales consideran que los Granera podrían estar liquidando activos ante el temor de confiscaciones o como forma de anticiparse a una purga patrimonial, similar a la que han sufrido exfuncionarios que cayeron en desgracia ante Murillo.

El barrio Sutiaba, donde se ubica la propiedad, tiene un alto valor histórico y simbólico. La residencia, de amplias dimensiones y con acabados de lujo, forma parte del legado familiar de los Granera, una familia tradicional de León. “Antes de que se la quite el régimen, prefieren venderla”, comenta un vecino bajo anonimato.

La metáfora de un final anunciado

La venta de la propiedad en Sutiaba se interpreta como una metáfora del fin de la era Granera dentro del sandinismo. Lo que comenzó como una carrera de prestigio institucional y aparente compromiso social terminó en desprestigio, aislamiento y desconfianza interna.

El silencio de Aminta Granera, sumado a la discreta participación de su hermano Jorge Miguel Granera en temas empresariales, evidencia una estrategia de bajo perfil ante un régimen que devora a los suyos.

Su figura, alguna vez símbolo de disciplina y autoridad, ha quedado reducida a un nombre incómodo en la historia reciente de Nicaragua: una mujer utilizada por el poder, desechada cuando dejó de ser útil, y ahora forzada a vender sus bienes para salvar lo poco que le queda.