Daniel Ortega cumple 80 años: enfermo, aislado y con Rosario Murillo lista para la sucesión

El dictador nicaragüense llega a las ocho décadas bajo un deterioro físico visible, mientras su esposa y co-dictadora consolida los mecanismos de poder que le permitirían asumir el control total del régimen.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

DaríoMedios Internacional

11/12/20252 min read

El oficialismo celebra el cumpleaños número 80 de Daniel Ortega entre mensajes de apoyo de gobiernos aliados, como Cuba, Venezuela, China y Rusia, y una avalancha de publicaciones propagandísticas que exaltan su figura en redes controladas por el régimen.

Sin embargo, tras la fachada de optimismo y fuerza que proyectan los medios oficialistas, la salud del mandatario atraviesa uno de sus momentos más delicados, y en los círculos del poder se asume como un secreto a voces: Ortega necesita cuidados extremos para mantenerse en pie.

Un cuerpo debilitado por décadas de enfermedad

Hace 26 años, Ortega sufrió un infarto en Cuba, cuando participaba en una reunión política en 1994. Desde entonces, se somete a chequeos médicos constantes en la isla, donde especialistas han seguido su evolución.

Con el paso de los años, los diagnósticos se agravaron: lupus eritematoso sistémico e insuficiencia renal crónica, enfermedades que han mermado progresivamente su salud. Esta última lo obliga a depender de diálisis periódicas, lo que explicaría las prolongadas ausencias y recaídas que se han repetido en los últimos cinco años.

Las fuentes más cercanas al complejo presidencial El Carmen reconocen la gravedad de su condición, aunque el régimen se empeña en silenciar cualquier información médica. Los medios de propaganda, por su parte, han aprovechado la fecha de su cumpleaños para difundir imágenes cuidadosamente seleccionadas, que buscan proyectar fortaleza y vitalidad.

Sin embargo, sus escasas apariciones públicas y su aspecto cada vez más hinchado y cansado delatan el deterioro físico de un líder sostenido artificialmente por el poder.

Silencio oficial y diagnósticos fuera del país

La mayor parte de la información sobre los padecimientos de Ortega proviene de fuentes médicas en el exilio y de personas vinculadas al entorno presidencial. Según estos reportes, el lupus una enfermedad autoinmune que ataca los tejidos del cuerpo habría avanzado hasta comprometer gravemente su sistema renal.

En 2023 y 2025 se registraron dos episodios agudos que coincidieron con periodos de ausencia pública prolongada. En ambos casos, Rosario Murillo asumió el control de las actividades oficiales y del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, afianzando su papel como la figura operativa del régimen.

Murillo acelera su plan de sucesión

Mientras Ortega envejece y su salud se debilita, Rosario Murillo acelera su proyecto político de sucesión. En los últimos años ha reformado leyes, depurado cuadros internos y concentrado poder en torno a su círculo más leal, preparando el terreno para asumir la jefatura del Estado en caso de la muerte o incapacidad de su esposo.

Fuentes políticas y diplomáticas aseguran que Murillo controla ya los aparatos de seguridad, propaganda y economía familiar del régimen, y ha impuesto una red de vigilancia interna que mantiene bajo control a quienes podrían disputar su poder.

El ocaso del caudillo

A sus 80 años, Daniel Ortega ya no es el comandante combativo ni el símbolo del sandinismo que alguna vez encarnó. Su figura actual representa más bien la decadencia de un modelo autoritario sostenido por la represión, la propaganda y la enfermedad.

Mientras tanto, Rosario Murillo se perfila como la heredera del poder absoluto, lista para completar la transición interna del régimen bajo un nuevo rostro, pero con el mismo control férreo sobre Nicaragua.

El cumpleaños del dictador no es una celebración de vida, sino una cuenta regresiva política.
Un régimen que envejece con su líder y una sucesión que ya se mueve en silencio detrás del telón.