Cacería siniestra de Rosario Murillo

Una nueva purga política sacude al Frente Sandinista, con una serie de capturas y persecuciones ordenadas por Rosario Murillo, en lo que se perfila como una ofensiva interna contra antiguos cuadros históricos del sandinismo, especialmente aquellos ligados al exjefe de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna.

ESCENARIO NACIONALNACIÓN

Darío Medios

8/3/20252 min read

Una nueva purga política sacude al Frente Sandinista, con una serie de capturas y persecuciones ordenadas por Rosario Murillo, en lo que se perfila como una ofensiva interna contra antiguos cuadros históricos del sandinismo, especialmente aquellos ligados al exjefe de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna.

Cerna, figura emblemática de la estructura represiva del sandinismo en los años 80, se encuentra actualmente prófugo tras evadir un operativo policial en su residencia. Su fuga se produjo incluso antes de la sorpresiva captura de Bayardo Arce, uno de los hombres más influyentes del FSLN y estrecho colaborador de Daniel Ortega por décadas.

La represión se ha extendido a sus aliados más cercanos. Rodolfo Castillo, conocido como “Payín” y exsubjefe de la Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE), fue capturado por fuerzas paramilitares en un restaurante. Castillo había mantenido vínculos operativos con Cerna desde los años de la revolución y era considerado uno de sus principales brazos ejecutores dentro del aparato de inteligencia.

También ha trascendido que el abogado Carlos Mario Peña, sandinista originario de Masaya y cercano a Cerna, fue interrogado por las autoridades. Al menos otras dos figuras clave del antiguo aparato represivo están en la mira: Juan José Úbeda y Vicente Chávez. Todos ellos fueron expulsados de la secretaría del FSLN en 2011, en medio de una disputa por el poder con Rosario Murillo y su operador de confianza, Néstor Moncada Lau.

Purga silenciosa en las filas del sandinismo

Las detenciones y persecuciones se dan en un contexto de creciente autoritarismo dentro del círculo íntimo del poder, donde Murillo ha asumido un control cada vez más absoluto sobre las estructuras del FSLN, desplazando o eliminando a figuras que en su momento fueron leales a Ortega pero que ahora son vistas como obstáculos a su hegemonía.

Esta no es la primera vez que se produce una purga interna en el sandinismo. Desde al menos 2018, Murillo ha emprendido una estrategia de centralización total del poder, debilitando a históricos del partido, como el exministro de Relaciones Exteriores Miguel d’Escoto, el general en retiro Humberto Ortega, o el mismo Bayardo Arce, todos en algún momento relegados, silenciados o, como ahora, perseguidos.

El caso de Lenín Cerna, sin embargo, representa un giro particularmente simbólico: durante décadas fue el arquitecto de la represión sandinista, y ahora se ve perseguido por el mismo régimen al que ayudó a consolidar. Analistas consideran que dar refugio o protección a Cerna sería interpretado como una amenaza directa a la autoridad de Rosario Murillo, lo que podría tener consecuencias fatales para quien lo intente.

Mientras tanto, el silencio oficial sobre estas detenciones confirma la opacidad del régimen y la intensidad de la lucha interna en la cúpula del poder sandinista, cada vez más dominada por el miedo, la desconfianza y la mano implacable de Murillo.