Avilés se arrodilla ante Murillo en el acto de aniversario de la Fuerza Aérea
Durante el acto oficial por el 46 aniversario de la Fuerza Aérea Nicaragüense, el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, protagonizó un discurso marcado por un servilismo inédito hacia la vicepresidenta Rosario Murillo. Las declaraciones, que han generado amplio debate, se dan en un contexto político donde Murillo fortalece su control absoluto del poder, eliminando a históricos del sandinismo, incluidos antiguos aliados de su esposo, el presidente Daniel Ortega.
ESCENARIO NACIONALNACIÓNPOLÍTICA
Darío Medios
8/1/20252 min read


Durante el acto oficial por el 46 aniversario de la Fuerza Aérea Nicaragüense, el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, protagonizó un discurso marcado por un servilismo inédito hacia la vicepresidenta Rosario Murillo. Las declaraciones, que han generado amplio debate, se dan en un contexto político donde Murillo fortalece su control absoluto del poder, eliminando a históricos del sandinismo, incluidos antiguos aliados de su esposo, el presidente Daniel Ortega.
Avilés agradeció abiertamente a Rosario Murillo, a quien se refirió como “copresidenta”, atribuyéndole el respaldo sostenido que, según sus palabras, permite el funcionamiento del Ejército. Esta deferencia ha sido vista como una ruptura con el pasado institucional del cuerpo castrense, que históricamente evitaba mencionar a Murillo en actos oficiales y hasta la excluía de sus informes anuales.
"Gracias también a usted, compañera Rosario... por todo el apoyo y el respaldo sostenido", dijo Avilés, marcando un giro que analistas consideran como un acto de sumisión para mantenerse en el círculo de poder, especialmente en momentos en que Murillo desmantela figuras históricas del sandinismo.
Una “Constitución chamuca” como Biblia militar
Lo más controvertido del discurso fue cuando Avilés declaró que el Ejército respetará y defenderá la actual Constitución Política, ampliamente señalada como ilegítima. Esta carta magna, impuesta por el régimen a inicios de 2025, fue redactada por Rosario Murillo y transformó a Nicaragua en un "Estado sandinista", incorporando la bandera rojinegra como símbolo patrio y centralizando todo el poder en manos del Frente Sandinista.
Para muchos críticos, estas declaraciones evidencian que el Ejército ya no es una institución nacional sino un aparato subordinado a la pareja presidencial. “Nada ni nadie nos hará cambiar la firme determinación de avanzar junto a nuestras autoridades supremas”, afirmó Avilés.
Ortega y su amenaza “bélica”
Por su parte, Daniel Ortega aprovechó su breve intervención para lanzar una advertencia de corte militar, asegurando que Nicaragua debe estar lista para la guerra “si quiere paz”. Pese a que el ejército nacional carece de capacidad para enfrentar un conflicto internacional, Ortega insistió en un discurso que parece más dirigido a su base interna que a enemigos externos.
“Tenemos que estar siempre preparados para la guerra”, dijo Ortega, en una declaración que ha sido interpretada como un mensaje de lealtad obligatorio para los mandos castrenses y como una reafirmación de que el régimen está dispuesto a todo para perpetuarse en el poder.
Una purga silenciosa
El contexto no es menor: Rosario Murillo lidera una purga contra antiguos compañeros de lucha de Ortega. Bayardo Arce, ex asesor económico, está bajo arresto domiciliario y en investigación por corrupción. Henry Ruiz lleva meses en condiciones similares. Humberto Ortega, hermano del presidente, murió también bajo confinamiento.
Para analistas políticos, la escena protagonizada por Avilés es un intento desesperado por evitar caer en la misma lista. “Lo visto en este acto podría ser el momento más rastrero en la carrera militar de Avilés”. Su discurso, lejos de fortalecer al Ejército, ha dejado claro que su lealtad institucional está supeditada a los intereses personales y familiares de la pareja en el poder.
