Aminta Granera: De heroína policial a represora en Nicaragua

Cuando Aminta Granera fue confirmada como la siguiente jefa de la Policía Nacional, en el 2006, con seguridad celebró el nombramiento ignorando todo lo que arrastraba el cargo, sin duda fue un estallido de emociones por convertirse en la primera mujer jefa de la Policía Nacional, una mezcla de orgullo y miedo. Al pasar de los años el miedo ganó.

ESPECIALESNACIÓN

Darío Medios

3/10/20256 min read

Cuando Aminta Granera fue confirmada como la siguiente jefa de la Policía Nacional, en el 2006, con seguridad celebró el nombramiento ignorando todo lo que arrastraba el cargo.

Aquello, sin duda fue un estallido de emociones por convertirse en la primera mujer jefa de la Policía Nacional, una mezcla de orgullo y miedo. Al pasar de los años el miedo ganó.

Nadie imaginaria que 12 años después en el cargo, Aminta habría enfrentado sus peores días como mujer policía. Ella y sus filas se abalanzaron contra el pueblo que una vez juraron proteger y hasta hoy lo paga con rechazo.

En un viaje a sus orígenes, no se puede dejar de mencionar que Aminta Granera Sacasa, leonesa, de 73 años, es una figura que ha transitado por caminos diversos, pasó de ser una figura admirada a una de las más criticadas del país.

Antes de su carrera policial, Granera dedicó parte de su vida a la vida religiosa, siendo una etapa que marcaría su carácter y su visión del servicio, luego entró a la guerrilla, luchó contra el dictador Somoza y décadas después ayudó atornillar a otro, a Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo.

En 2006, el entonces presidente Enrique Bolaños la nombró jefa de la Policía Nacional, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo en Nicaragua. Su gestión inicial fue ampliamente reconocida, destacando por su lucha contra el narcotráfico y por elevar la confianza de la población en la institución policial.

Granera, era una abanderada de la justicia social, asumió la jefatura de la Policía en 2006, durante sus primeros años, su gestión fue elogiada por su lucha contra el narcotráfico y por fortalecer la confianza ciudadana en la institución, todo cambió tras la consolidación de la dictadura.

“Nuestro jefe supremo es el presidente de la República, y esto es tan importante para las familias nicaragüenses, que se entienda la importancia que el presidente de la República le da a la seguridad ciudadana, a las familias nicaragüenses, la importancia que este gobierno le da a la convivencia pacífica, a la seguridad ciudadana y al poder vivir en paz que él mismo (Daniel Ortega) quiere dirigir los planes de seguridad que hacemos en este país y los resultados los podemos ver”, expresó Granera.

Salpicada de sangre y asesinos impunes

Tras la llegada de Daniel Ortega al poder en 2007, marcó un punto de inflexión en la carrera de Aminta de Granate. La Policía, y su jefa, bajo el mando de la dictadura, comenzó a ser señalada por su participación en la represión de protestas y por su cercanía a las turbas paramilitares del régimen.

Los conflictos de intereses, especialmente relacionados con los negocios de su esposo, Oswaldo Gutiérrez, con empresas vinculadas al gobierno. A pesar de las críticas, Granera permaneció en su cargo, incluso después de que le correspondía pasar a retiro en 2011, lo que generó aún más cuestionamientos sobre su independencia.

Los últimos años de su gestión estuvieron marcados por la creciente represión y violencia policial. La institución fue señalada como responsable de graves abusos, incluyendo la masacre de Las Jagüitas y la represión de las protestas de 2018, que dejaron un saldo de cientos de muertos.

La imagen de Granera se deterioró con la masacre de Las Jagüitas, donde un retén policial ubicado en el sector de las Cuatro Esquinas, en esa comarca, disparó contra una familia que se movilizaba en un vehículo blanco. Los ocupantes recién habían salido de un culto evangélico.

El “error policial”, cobró la vida de dos hermanitos -un niño y una niña- y una mujer adulta, quienes fallecieron de forma inmediata. La entonces jefa policial llegó al lugar y en medio de llantos prometió “justicia” contra los responsables de la masacre que aún vive en el recuerdo de los nicaragüenses. 48 balazos fueron impactados en el carro.

“Esto es una tragedia que ha afectado a una familia nicaragüense y que ha afectado a la misma forma a la Policía, porque yo estoy conmocionada, cuando a mi me dicen, yo he estado en shock. Yo vengo personalmente para ver y asegurarle al padre de estos niños que los compañeros de los Policías responsables hoy mismo estarán en prisión si es que no lo están y van a enfrentar un proceso judicial. Eso se lo podemos asegurar que aquí va a a ver justicia”, aseguró Granera.

La jefa policial también ordenó la inmediata detención de los responsables y la judicialización del caso, apartando a la dirección de Asuntos Internos de la Policía, para evitar interferir en el proceso judicial donde los Policías acusados nunca pagaron condenas.

“Hoy mismo los compañeros (policías) van a dormir en Auxilio Judicial y van a ser pasados el expediente a la Fiscalía, así que Asuntos Internos queda fuera de esto, esto es un asunto penal y se va a pasar el expediente a la Fiscalía y van a someterse al juicio. Van a ser responsable de esta ocasión porque realmente este es un lugar donde cualquier persona siente temor si le salen ahí de detenerse”, dijo Granera visiblemente eufórica.

El “operativo que acabó en tragedia” supuestamente interceptaría un vehículo con características similares al de la familia con cargamento de drogas. Los agentes nunca utilizaron señales lumínicas ni ningún otro pertrecho que los identificara como policías. La zona donde ocurrió la masacre, es un camino rural completamente oscuro.

“Yo como madre, como abuela siento el dolor que sienten ustedes y siento el dolor como directora general de la Policía Nacional, créanme que siento una conmoción y un dolor terrible porque estamos para servirles y no para esta tragedia inmensa. Ustedes piden justicia y justicia van a tener”, insistió Granera.

A pesar que los responsables fueron declarados culpables, nunca estuvieron en el Sistema Penitenciario Nacional de Tipitapa y fueron enviados a pagar condenas a la Dirección de Auxilio Judicial, donde al poco tiempo recibieron libertad por parte del dictador Daniel Ortega.

La trayectoria de Aminta Granera es un reflejo de las complejidades y tensiones de la política nicaragüense. Su figura, inicialmente asociada con la lucha contra el crimen y la transparencia, terminó siendo cuestionada por su cercanía al poder, su papel en la represión y su culto a Daniel Ortega.

El legado en debate

Hoy, el legado de Aminta Granera es una proyección gris. muy pocos reconocen sus logros iniciales en la lucha contra el crimen, y luego criticada duramente por su papel en la represión y el deterioro de la institución policial.

Su trayectoria es un ejemplo de lo que ocurre cuando un servicio público se pone al servicio de la política. En este caso deja la reflexión de que la institucionalidad no puede ni debe ser empeñada a un régimen, por eso los autoritarismos prosperan.

El futuro de Aminta Granera es incierto, marcado por su controvertida trayectoria al frente de la Policía Nacional de Nicaragua.

Dada su responsabilidad en la represión de protestas y los abusos policiales, Granera podría enfrentar investigaciones y juicios por violaciones de derechos humanos.

Organizaciones de derechos humanos y sectores de la sociedad civil han exigido justicia por esos crímenes cometidos durante su gestión policial, si la dictadura cae, Aminta Granera caerá también.

Su cercanía con la dictadura de Daniel Ortega y su papel en la represión han generado un fuerte rechazo de todo una país que exige justicia y rechaza la impunidad, y Granera, al igual que la cúpula de poder que rodea al régimen, siguen impunes.

Ahora está aislada político y socialmente, Aminta Granera limita su participación en la vida pública, fue vista en el 2019 en la celebración del aniversario número 40 del repliegue. Aminta andaba sonriente, portando una pañoleta roja y negra en su cuello y hasta lanzaba besos por lo alto a la familia presidencial que viajaba en un autobús.

Después reapareció en una boda en el hotel Gran Pacífica de Nicaragua, todo indica que participa en pocos eventos de personas muy cercanas a ella o su familia. Aunque no ha sido sancionada, Granera sí es investigada por la justicia argentina, junto a otros represores.

Aunque Aminta Granera intenta mantener un perfil bajo, pasar desapercibida, pero los nicaragüenses no olvidan su rostros ni sus crímenes y la orden de captura internacional en su contra, tampoco la olvidará.