El reciente proceso electoral en Venezuela ha suscitado una amplia gama de reacciones internacionales, reflejando una profunda división en la comunidad global respecto a la legitimidad de los comicios. Celebradas el 28 de julio de 2024, las elecciones presidenciales han sido objeto de una controversia significativa, con diversos países y organizaciones internacionales emitiendo posturas divergentes sobre el reconocimiento de los resultados.

Reconocimientos y apoyos

Entre los países que han optado por reconocer los resultados de las elecciones está una serie de naciones y entidades que comparten una postura común en apoyo al régimen de Nicolás Maduro. Cuba, Nicaragua, Honduras, Bolivia, y San Vicente y las Granadinas han expresado su respaldo al resultado que favoreció a Maduro. En el ámbito internacional más amplio, Rusia y China también han ofrecido su apoyo, siguiendo una línea de política exterior que privilegia la estabilidad de regímenes afines y el fortalecimiento de alianzas estratégicas en América Latina.

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Fotografía de El Heraldo

Este reconocimiento por parte de varios gobiernos y actores internacionales subraya una convergencia de intereses políticos y estratégicos, y revela una cierta consolidación de poder entre aquellos que se alinean con las políticas y el enfoque geopolítico del chavismo. La simpatía hacia el régimen venezolano en estos países podría interpretarse como un reflejo de relaciones diplomáticas y comerciales preexistentes, así como de la influencia de los bloques geopolíticos en la región.

El rechazo internacional

Por otro lado, una amplia mayoría de naciones ha decidido no reconocer los resultados de las elecciones, reflejando un consenso global de desconfianza hacia el proceso electoral. Entre los países que han rechazado los resultados figuran Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, República Dominicana, Panamá, Perú, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Argentina, Uruguay y Paraguay. La mayoría de estos países han criticado las elecciones por considerarlas fraudulentas, subrayando la falta de transparencia y las irregularidades denunciadas por la oposición venezolana.

La postura adoptada por estas naciones se alinea con las denuncias de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, que han acusado al régimen de Nicolás Maduro de manipular el resultado electoral y de implementar un esquema represivo que ha menoscabado la integridad del proceso. El comunicado de la OEA, emitido el martes posterior a los comicios, sostiene que la elección careció de las garantías necesarias y acusa al régimen chavista de aplicar tácticas represivas que impidieron una verdadera expresión democrática del pueblo venezolano.

La reacción de la OEA

La OEA ha denunciado que el proceso electoral estuvo marcado por una “manipulación aberrante” y ha señalado que el recuento de actas no cumplió con las mínimas condiciones de seguridad y transparencia. En una crítica tajante, la organización panamericana ha expresado que el régimen de Maduro se ha burlado de la comunidad internacional y ha implementado un “manual completo” de manejo doloso del resultado electoral. Además, ha instado a Maduro a aceptar las actas presentadas por la oposición y ha solicitado la realización de nuevas elecciones bajo una supervisión internacional adecuada, que incluya observadores de la OEA y la Unión Europea.

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Fotografía de EFE

Reacciones de otros actores internacionales

Mientras tanto, algunos países del Caribe y América Central, así como naciones de otras regiones, no han emitido pronunciamientos oficiales sobre el proceso electoral. Países como Belice, Surinam, Santa Lucía, Dominica, Barbados, Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, Haití, Granada, Guyana, Jamaica, Bahamas y Antigua y Barbuda permanecen en silencio, lo que podría reflejar una postura cautelosa o una espera de mayores clarificaciones antes de tomar una posición definitiva.

La situación con España

En el contexto europeo, el Gobierno español ha mostrado una postura ambigua. Mientras Nicolás Maduro había agradecido públicamente al Gobierno español por el reconocimiento de su victoria, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, ha solicitado “total transparencia” en la publicación de las actas electorales. La falta de un pronunciamiento claro desde España destaca la tensión entre la retórica pública y las acciones diplomáticas que aún podrían estar en desarrollo.

Es así cómo el reconocimiento y la controversia internacional en torno a las elecciones venezolanas de julio de 2024 reflejan la complejidad del panorama político global. La división en las reacciones de los países y organismos internacionales pone de manifiesto las tensiones geopolíticas y las variadas interpretaciones sobre la legitimidad democrática. La falta de consenso global y las acusaciones de fraude subrayan la necesidad de un análisis exhaustivo y de un compromiso serio con la transparencia y la justicia en los procesos electorales, tanto en Venezuela como en el resto del mundo.