Por Kathia Reyes

Trece hombres a bordo de tres lanchas pescaban en el Golfo de Fonseca  con bombas artesanales, una acción ilegal que atenta contra los recursos marítimos y que es castigada por la Fuerza Naval de nuestro país.

Según el capitán de corbeta Hernán Castro, jefe de la Fuerza Naval de la zona, la actividad ilegal se realizaba en Punta San José, a cinco millas náuticas de Puerto Potosí, municipio El Viejo, departamento de Chinandega: “la noche del jueves realizábamos nuestro acostumbrado patrullaje en el mar y un recorrido terrestre, observamos las chispas y se escucharon detonaciones, inmediatamente trabajamos en su ubicación y encontramos a los implicados a bordo de las lanchas Génesis 11, Rossmary  y Aura Cristina” detalló el funcionario.

Entre la lista de retenidos estaba Denis Morales, Santos Alvarado , Marvin Reyes Mojica, Amilcar Méndez Téllez, Dionisio Antonio Paniagua, Jorge Ezequiel Méndez, Sergio David Avendaño, Jonathan Benavides, Alberto Hernández y otros más, cuyas edades oscilan entre los 18 y 38 años, quienes son originarios de las comunidades costeras La Salvia, Aserradores y Jiquilillo. Según las autoridades, todos los implicados ataron las bombas a piedras y las lanzaron al mar.

También se encontró en estas lanchas a Darwin Antonio Méndez, quien fue sorprendido meses atrás con 38 bombas para pesca ilegal. En esta ocasión negó los cargos: “nos agarraron pescando  legalmente, somos nicaragüenses  y tenemos derecho a pescar para comer, aquí no encontraron ninguna bomba solo la batería y la bujía que nos autorizaron andar”, aseguró Méndez.

Finalmente el grupo fue llevado a la estación policial de El Viejo, donde se negaron a detenerlos porque no había evidencia de la acción ilegal y fueron puestos en libertad el mismo día.

Por su parte, el Distrito Naval, sí tiene potestad de ocupar las tres embarcaciones,  multar a los propietarios y suspender sus permisos de zarpe, hasta que no exista un compromiso verdadero de no repetir la utilización de explosivos.

Solamente una bomba artesanal alcanza un radio de 30 metros, matando peces y larvas, provocando una desequilibrio del ecosistema marítimo: “de seguir usando más bombas, en cinco años exterminarán la fauna marina en el golfo, esto atenta contra la subsistencia de centenares de familias que viven de la pesca” reflexionó el capitán de corbeta, Castro.