Ya en el ocaso de su vida, Rosario Murillo, la segunda al mando en la dictadura nicaragüense, está cumpliendo 73 años. Es considerada una de las personalidades con una percepción de negatividad más alta entre la población nicaragüense, tanto dentro como fuera del país.

Algunos allegados a la pareja presidencial no titubean al afirmar que, en la práctica, Murillo está detrás del poder del dictador Daniel Ortega. Una de las principales razones es el chantaje que ejerce sobre su esposo, principalmente por el caso de su hija Zoilamérica, quien acusó al caudillo sandinista de haberla abusado sexualmente durante su niñez. De esta forma, Murillo ha venido acaparando poder dentro del Estado nicaragüense.

“Actualmente, ella se mantiene al mando de la corrupción de la Policía, el Ejército, y la narcoactividad. Si logra obtener la lealtad total de sus partidarios sandinistas, podría consolidar aún más su poder. Sin embargo, aún hay lealtad hacia Daniel Ortega, pero esta mujer sigue asegurando a sus leales”, comentó una fuente cercana a la cúpula de mando.

Ni su suegra la quería

La fuente consultada asegura que, durante sus primeros cumpleaños con Ortega, la celebración no era como en una típica familia nicaragüense porque la familia de su suegra, doña Lidia Saavedra, nunca la vio como miembro de la familia hasta la muerte de esta.

“Con la familia de Daniel nunca tuvo una buena relación, nunca fue aceptada, y eso es una frustración que persiste hasta la actualidad. No es un secreto que doña Lidia Saavedra prefería a Leticia Herrera como nuera y nunca aprobó la relación que Ortega mantenía con Rosario. Incluso doña Santos Buitrago, una autoridad en el Frente Sandinista, siempre decía que Murillo era muy ordinaria y tampoco la soportaba. El mismo Carlos Guadamuz, que era como un hermano para Daniel, tampoco la tragaba. En las reuniones sociales donde coincidían Rosario y doña Lidia, esta última prefería esquivarla, ni siquiera la volteaba a ver. Con eso te digo todo”, recordó la fuente.

Los tres eventos clave para Murillo

En 2021, en una entrevista concedida a la BBC, el periodista Fabian Medina, al referirse al poder de esta mujer, mencionó tres momentos que marcan “el acercamiento o control” que ella tomó sobre Ortega. El primero fue la derrota electoral de 1990. Murillo le dijo con antelación que perdería la elección y que personas cercanas a él, como Sergio Ramírez o Carlos Fernando Chamorro, “lo acabarían traicionando”.

El segundo fue cuando, tras detectar en 1994 que había sufrido dos infartos silenciosos, Murillo tomó el control de su medicación y su dieta. “Ella es más inclinada a la comida vegetariana, mientras que Ortega prefiere una alimentación desordenada y grasosa”, comentó el periodista.

Pero el evento clave para estrechar la relación de ambos ocurrió en 1998, cuando Zoilamérica Narváez, hija de Murillo de una relación anterior a Ortega, acusó a su padrastro de haberla violado en repetidas ocasiones.