El régimen de Nicaragua ordenó a la alcaldía de Chinandega quitar el monumento en honor al trabajador ubicado en la rotonda, a la entrada de la ciudad de Chinandega, y lo sustituyó con una efigie del indio. Un escritor nicaragüense, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias, declaró a Darío Medios Internacional que el monumento al trabajador representaba un tributo a las decenas de miles de trabajadores que diariamente se esfuerzan con dedicación, empeño, abnegación y responsabilidad para llevar el sustento a sus hogares.
El escritor añadió que la sustitución de la estatua del trabajador por un indio no resta méritos a la nueva efigie, ya que también es un homenaje al pueblo trabajador. Sin embargo, el verdadero motivo de cuestionamiento no es el valor de los monolitos, sino el odio y la revancha del régimen contra los empresarios que apoyaron la lucha del pueblo nicaragüense por libertad, democracia y justicia durante la rebelión de abril de 2018.
La rotonda y el monumento al trabajador fueron construidos por el Grupo Coen en 2007, y desde entonces, este grupo se encargó del mantenimiento, a pesar de que el ayuntamiento se había comprometido a cuidar permanentemente la rotonda y la estatua. Ese compromiso no se cumplió, ya que no hubo mejoras significativas en la rotonda ni en la estatua.
Durante muchos años, la Fundación Coen asumió la vigilancia, servicios de jardinería, agua potable, luz eléctrica y ornamento del monumento, con un gasto de 250,000 dólares hasta 2018, según un comunicado del consorcio. En 2018, el Grupo Coen informó que la alcaldía les quitó la administración de la rotonda. Un día después, personas que se identificaron como trabajadores de la municipalidad, portando armas de fuego, desalojaron a los vigilantes y plantadores del Grupo empresarial.
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Tres pobladores de Chinandega, entre 25 y 45 años, hablaron bajo anonimato con Darío Medios Internacional y expresaron que la medida del régimen es una expresión de odio y desagravio hacia Piero Coen por su apoyo a la lucha del pueblo en abril de 2018.
“Los Ortega-Murillo atacan a la Iglesia Católica, cierran radios católicas, porque no pudieron impedir que sacerdotes y obispos nicaragüenses brindaran respaldo a sus ovejas que sufrían la represión más cruel de la dictadura”, destacaron.
Establecieron que, aunque la alcaldía sandinista haya quitado el monolito en tributo a los trabajadores de la rotonda, los chinandeganos lo seguirán llamando “monumento al trabajador”. Indicaron también que la alcaldía no tiene recursos para arreglar los baches en las calles, mucho menos para mantener la rotonda. “Eso no está en las prioridades de la municipalidad, más que realizar actividades de culto a la pareja dictatorial”, afirmaron.
“La alcaldía chinandegana tampoco ha destinado fondos para el mantenimiento de los parques urbanos, que están deteriorados, ni para los caminos de penetración hacia las comunidades rurales”, añadieron. Además, sostuvieron que la alcaldía de Chinandega no invierte en campañas sostenidas en medios de comunicación locales para mantener limpias las avenidas y mercados de la localidad.
Grupo Coen embestido por el rencor y venganza de la dictadura Ortega-Murillo
El Grupo Coen ha sido crítico del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Durante la rebelión de abril de 2018, Piero Coen Ubilla, presidente del Grupo, respaldó las protestas pacíficas del pueblo de Nicaragua que exigía la salida del poder de la pareja autócrata.
El 22 de abril de 2018, el empresario se unió a los manifestantes con una bandera de Nicaragua para celebrar la derogatoria del decreto de reformas al INSS anunciada por Daniel Ortega esa noche. La sociedad financiera del Grupo Coen sufrió invasiones de paramilitares afines al régimen en más de 1,400 manzanas en 2018 y un embargo de un millón de dólares por una demanda del boxeador Román “Chocolatito” González, tras el respaldo de Piero Coen a las manifestaciones de los autoconvocados contra los abusos de poder y violaciones de derechos humanos de los nicaragüenses por parte de la dictadura Ortega-Murillo.
Asimismo, el régimen impidió al Grupo Coen renovar la Fundación, utilizando argumentos fuera del marco jurídico nicaragüense, según declaró Piero Coen a la prensa local. Finalmente, el régimen decidió confiscar y criminalizar a Piero Coen Ubilla, quitándole su casa en las Colinas, Managua. Al inmueble llegaron patrullas de la Policía sandinista para informar que la propiedad pasaba a ser parte del Estado de Nicaragua.