La jornada de hoy, sábado 17 de agosto de 2024, será recordada como uno de los momentos más significativos en la reciente historia política de Venezuela y su diáspora. En medio de la persistente crisis política y social que atraviesa el país, la oposición al gobierno de Nicolás Maduro ha convocado una serie de movilizaciones a nivel mundial, bajo el lema “Gran Protesta Mundial por la Verdad de Venezuela”. Estas protestas, que tuvieron lugar en más de 350 ciudades alrededor del mundo, buscan exigir el reconocimiento de lo que consideran una victoria legítima de Edmundo González Urrutia en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, cuyos resultados oficiales han sido puestos en duda.
La controversia electoral y la respuesta internacional
La elección del 28 de julio ha generado una oleada de críticas y denuncias tanto dentro como fuera de Venezuela. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Nicolás Maduro como ganador, pero hasta la fecha no ha publicado las actas originales que respaldarían dicho resultado. Esta falta de transparencia ha avivado las sospechas de fraude electoral, especialmente entre los millones de venezolanos que viven en el extranjero. La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación: Estados Unidos, la Unión Europea y una veintena de países emitieron un comunicado conjunto el pasado viernes, rechazando la represión de manifestantes en Venezuela y demandando la publicación inmediata de todas las actas electorales, así como una verificación imparcial de los resultados. La Organización de Estados Americanos (OEA) también aprobó una resolución en el mismo sentido.
Movilizaciones globales y el llamado de la oposición
La oposición venezolana, liderada por María Corina Machado, ha organizado manifestaciones en más de 115 ciudades alrededor del mundo, incluyendo Madrid, Buenos Aires, Bogotá, Ciudad de México, Los Ángeles y Nueva York. Estas protestas no solo buscan presionar al gobierno venezolano para que publique las actas electorales, sino también mantener viva la llama de la resistencia entre los millones de venezolanos que han emigrado en busca de mejores oportunidades y libertad.
En un mensaje difundido pocas horas antes del inicio de las movilizaciones, Machado expresó su esperanza y convicción en que la jornada del 17 de agosto marcaría un “día histórico” para Venezuela. “Sabemos lo que hemos hecho y debemos sentirnos orgullosos por una tarea titánica, por años de lucha, por meses de trabajo incansable”, declaró la líder opositora, quien también resaltó la campaña electoral llevada a cabo por Edmundo González Urrutia, calificándola como una “victoria arrolladora” que, según ella, fue negada por el CNE.
Reacciones desde América Latina
En medio de la tensión, los presidentes de Brasil y Colombia, Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, respectivamente, han propuesto una salida negociada que contemple la convocatoria a nuevas elecciones o la formación de un gobierno de coalición. Sin embargo, esta propuesta ha sido rechazada por la oposición venezolana, que insiste en que las elecciones ya ocurrieron y que el resultado debe ser reconocido tal como fue expresado en las urnas.
Estados Unidos, por su parte, ha respaldado abiertamente a Edmundo González Urrutia como el legítimo ganador de las elecciones, mientras que México ha adoptado una postura más cautelosa, a la espera de un pronunciamiento por parte del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela. Las potencias latinoamericanas han coincidido en que es fundamental que el CNE presente los resultados “desglosados por mesa de votación”, en un intento por dar un mínimo de transparencia a un proceso electoral que ha sido altamente cuestionado.
La voz de la diáspora
Las protestas no solo se han limitado a Venezuela. En Bruselas, por ejemplo, unos 250 venezolanos se reunieron en el centro de la ciudad para denunciar lo que consideran un fraude electoral. Wilmer Veliz, un manifestante originario de Valencia que ahora vive en la capital belga, expresó a EFE que con su presencia busca “que el mundo vea que somos 8 millones de venezolanos que estamos fuera y estamos todavía activos”. Otros manifestantes, como Mohamed Joubas, quien se trasladó a Bruselas hace diez años, subrayaron la necesidad de que Nicolás Maduro y sus aliados abandonen el poder pacíficamente.
Mientras las movilizaciones continúan, el futuro político de Venezuela sigue siendo incierto. La oposición, fortalecida por el apoyo internacional y la determinación de la diáspora, persiste en su lucha por la verdad y la justicia electoral. Sin embargo, el gobierno de Maduro, con el respaldo de sectores leales del chavismo, mantiene un firme control sobre las instituciones del país, lo que dificulta cualquier posibilidad de una transición pacífica e inmediata. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si Venezuela podrá encontrar una salida a su prolongada crisis política y social, o si el país se sumirá aún más en el conflicto y la polarización.