el operativo rockets empezó el 19 de julio de 1978 cuando, Fernando Chamorro Rappaccioli se hizo pasar por “Carlos Ruiz”, un hombre enfermo que llegaba con su hija “Betty” desde Matagalpa para tratarse médicamente en la capital, al momento de registrarse en el hotel Intercontinental hoy conocido como Crown Plaza.
En este hotel se encontraba cerca el búnker del último Somoza y por eso Chamorro Rappaccioli, tenía el plan de disparar la tarde del día siguiente un par de cohetes, conocidos como rockets contra el búnker de Anastasio Somoza Debayle.
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Lo que nadie sospecho es que el supuesto hombre enfermo “Carlos Ruiz”, llevaba en sus pesadas maletas negras dos cohetes o rockets, los que iban envueltos en papel periódico y cubierto con un traje que le había regalado un amigo.
Tanto Chamorro como su sobrina Susie González quien se había hecho pasar como su hija al momento de registrarse en el hotel, iban muy nerviosos y solo querían cumplir el plan y objetivo que llevaban divisar su objetivo, sin embargo, se toparon con la sorpresa que desde la habitación en la que estaban no se podía divisar ningún objetivo importante en la base militar, por lo que rápidamente la mañana siguiente tuvieron que crear un nuevo plan.
Por lo que tuvieron que llamar “refuerzos” para solicitar una habitación que les permitirá un mejor ángulo para lanzar los rockets, y de acuerdo con artículos históricos la sobrina de Chamorro Rappaccioli, recordó que este bajo al lobby y se comunicó con su hijo Fernando Chamorrro González y un jinotepino llamado William Molina, a quien conocían mejor por el apodo de “El Nene”.
“Les pidió que se presentaran al hotel con nombres falsos y que se identificaron como familiares de ‘Carlos Ruiz’ —seudónimo con el que se registró Chamorro Rappaccioli— y que pidieran una habitación cercana porque debían ayudarme a cuidarlo, y así insistimos hasta que logramos que los ubicaran en la habitación 716”, recuerda González.
Esa habitación contigua les permitía mejores ángulos para el ataque y se prepararon para lanzar los rockets por la tarde.
Lanzan rockets desde la habitación
Fue entonces que desde la habitación 716, del séptimo piso del Hotel Intercontinental, Managua, el de la pirámide, actual Crown Plaza, el 20 de julio de 1978 que los dos cohetes fueron disparados hacia el búnker del dictador Anastasio Somoza Debayle.
Los cohetes de 3.5 pulgadas de 81 milímetros, fueron activados con una mecha lenta artesanal utilizando un plagatox, dirigidos desde una ventana hacía el punto escogido.
Los artefactos impactaron en las instalaciones militares de la Guardia Nacional (G.N), sin mayores consecuencias, provocando desconcierto, zozobra y un terror colectivo entre los guardias, quienes de forma irresponsable desataron una balacera disparando contra todo lo que se moviera en los contornos. Cundió el pánico y la población circundante vivió el verdadero terror y horror en medio de lo que parecía una guerra.
La Guardia dijo que los coheteso rockets tenían un dispositivo de lanzamiento rudimentario y minimizaron los daños causados, por lo que calificaron como “un acto terrorista de propaganda”. Cinco días después, volvió a informar de la detención de Chamorro Rappaccioli, “capturado cuando intentaba huir” y luego fue acusado por terrorismo, asociación ilícita para delinquir y daños a la propiedad.
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De acuerdo con artículos históricos producto de la balacera, a unas cuadras, fue asesinado el joven Carlos Roberto Álvarez Guerra, hijo del conocido oftalmólogo y opositor somocista, ya fallecido, Emilio Álvarez Montalván, cuando se dirigía a la clínica a visitar a su padre, esa tarde. El “negro” Chamorro, al conocer la noticia, se lamentó expresan- do, que de haber sabido que el hijo de su correligionario del Partido Conservador, moriría, no hubiese realizado la acción.