Desde abril de 2018, Nicaragua ha vivido una escalada de represión que ha forzado a más de 263 periodistas a huir del país en busca de seguridad. Este exilio masivo de profesionales de la comunicación ha sido documentado en un informe reciente de la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), que forma parte de la red regional Voces del Sur. El informe, titulado “Nicaragua: amenazas de cárcel y censura no se limita a periodistas independientes; los oficialistas también están en la mira”, subraya la continua y alarmante persecución que enfrenta el periodismo en Nicaragua.

Entre abril y junio de 2024, al menos 17 comunicadores se vieron obligados a exiliarse. En total, desde abril de 2018 hasta junio de 2024, la FLED ha registrado que al menos 263 periodistas han tenido que abandonar Nicaragua debido a la persecución estatal. Esta cifra no solo refleja la gravedad de la situación, sino también el clima de miedo y censura que impera en el país. La visibilidad de estos casos es cada vez menor debido al temor y la necesidad de prudencia que los periodistas han adoptado para protegerse.

El informe de la FLED destaca 34 casos de agresiones a la libertad de prensa en el trimestre más reciente. Los “discursos estigmatizantes” son el tipo de agresión más frecuente, pero no el único. En abril de 2024, agentes policiales y grupos paramilitares visitaron e intimidaron a periodistas, amenazándolos con llevarlos a prisión si no respondían a sus preguntas o asistían a citas forzadas. Estas amenazas no solo afectaron a periodistas activos, sino también a aquellos de la tercera edad que ya no ejercen y que padecen enfermedades crónicas.

La represión no distingue entre periodistas independientes y oficialistas. Los periodistas que trabajan para medios controlados por el gobierno también han sido víctimas de asedio policial. Sus superiores les han prohibido cubrir ciertos temas, y han sido amenazados con encarcelamiento si violan estas órdenes. Esta represión extendida muestra que el control del régimen de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sobre la prensa es total y abarca todas las esferas de la comunicación.

El caso del periodista Víctor Ticay, detenido desde hace más de un año, es emblemático. La FLED ha reiterado su demanda por su liberación inmediata, así como la de todas las personas encarceladas por ejercer sus libertades fundamentales. Según organismos humanitarios, al menos 141 personas se encuentran en prisión por motivos políticos en Nicaragua. Este llamado a la liberación de presos políticos es un grito urgente por justicia y respeto a los derechos humanos.

La FLED también ha hecho un llamado a la comunidad internacional para que continúe apoyando a la prensa independiente y denunciando los ataques a periodistas. La solidaridad internacional es crucial para presionar al régimen nicaragüense a que cese su represión y permita un entorno donde el periodismo pueda ejercerse libremente. La organización insta al Estado de Nicaragua a abrirse al diálogo y al respeto por la libertad de expresión como pasos necesarios para resolver la crisis actual.

El 17º Coloquio Iberoamericano de Periodismo Digital, celebrado en la Universidad de Texas en Austin en abril de 2024, fue una plataforma donde se discutieron estos temas en profundidad. El panel “Periodismo en Nicaragua” incluyó a destacados periodistas nicaragüenses en el exilio, quienes compartieron sus experiencias y reflexiones sobre el estado del periodismo en su país. Arlen Pérez, editora de La Prensa, destacó las dificultades de vivir en el exilio y la constante amenaza a los familiares que permanecen en Nicaragua. También advirtió sobre el peligro de que el autoritarismo se extienda a otros países de la región.

Los problemas financieros, las barreras legales para obtener refugio y la continua autocensura son algunos de los desafíos que enfrentan los periodistas nicaragüenses en el exilio. A pesar de estas dificultades, la resiliencia de estos profesionales es notable. La edición conmemorativa de La Prensa, publicada en el río San Juan en marzo de 2024, simboliza su determinación de seguir informando a pesar de los obstáculos.

El futuro del periodismo en Nicaragua es incierto, y la falta de un relevo generacional en la profesión es una preocupación adicional. Sin embargo, la persistencia y el coraje de los periodistas exiliados ofrecen una luz de esperanza. El apoyo internacional y la presión constante sobre el régimen de Ortega son esenciales para garantizar que algún día estos periodistas puedan regresar a su país y ejercer su profesión con libertad y seguridad.

La situación en Nicaragua exige una respuesta urgente y sostenida de la comunidad internacional para proteger a los periodistas y defender la libertad de expresión en el país. La lucha por un periodismo libre y valiente continúa, y el mundo no debe apartar la vista de Nicaragua.