En el ámbito de la geociencia, la estructura interna de la Tierra ha sido tradicionalmente descrita en términos de sus capas: la corteza, el manto superior e inferior, y el núcleo externo e interno. Sin embargo, recientes investigaciones han sacudido esta comprensión con la revelación de una gigantesca masa de agua ubicada en las profundidades del manto terrestre. En 2014, un grupo de investigadores propuso por primera vez la existencia de agua en el manto terrestre. Este estudio inicial, basado en el análisis de minerales, sugería que el agua no se encontraba en forma líquida convencional, sino que estaba químicamente ligada a las rocas. La ringwoodita, un mineral del manto, mostró capacidad para almacenar agua, lo que llevó a los científicos a sospechar que podría haber vastas reservas hídricas en esta zona.
Un estudio más reciente, publicado en la prestigiosa revista Nature Geoscience, ha reafirmado y ampliado estas teorías iniciales. Utilizando un diamante raro de Botsuana, formado a 660 kilómetros de profundidad, los científicos han obtenido pruebas concluyentes sobre la presencia de una gran cantidad de agua en la zona de transición entre el manto superior e inferior de la Tierra.
El diamante, que contenía inclusiones de ringwoodita, fue analizado mediante espectroscopía Raman y espectrometría FTIR. Los resultados indicaron un “alto contenido en agua”, según declaró la Universidad Goethe de Frankfurt. Además, la composición química de la piedra era casi idéntica a la de otros fragmentos de roca del manto encontrados en basaltos de diversas partes del mundo.
La zona de transición, situada entre 410 y 660 kilómetros de profundidad, es rica en minerales como olivino, peridoto, wadsleyita y ringwoodita. Estos minerales pueden almacenar grandes cantidades de agua a través del proceso de subducción. De hecho, Frank Brenker y sus colegas del Instituto de Geociencias de la Universidad Goethe han estimado que la roca en esta zona podría contener hasta seis veces la cantidad de agua de todos los océanos superficiales combinados.
Implicaciones para la geociencia
Este hallazgo no solo transforma nuestra comprensión de la estructura interna de la Tierra, sino que también tiene profundas implicaciones para diversos procesos geológicos. La presencia de agua en el manto podría influir en la dinámica de la tectónica de placas, la formación de plumas del manto y otros fenómenos geológicos.
Frank Brenker explica que “las transformaciones minerales dificultan en gran medida los movimientos de las rocas en el manto”. Las plumas del manto, columnas ascendentes de roca caliente, a menudo se detienen bajo la zona de transición debido a la presencia de estos minerales hidratados. De manera similar, las placas tectónicas en subducción enfrentan obstáculos al atravesar esta región.
Un nuevo paradigma: el ciclo del agua terrestre
El descubrimiento de este “océano” subterráneo también ofrece una nueva perspectiva sobre el ciclo del agua terrestre. Tradicionalmente, se ha pensado que este ciclo estaba limitado a la superficie y la atmósfera. Sin embargo, los nuevos hallazgos sugieren que el ciclo del agua incluye también las profundidades del manto, lo que podría explicar la abundancia de agua en la superficie del planeta.
Steve Jacobsen, un geofísico involucrado en el estudio inicial, destacó que la ringwoodita puede contener mucha agua en las condiciones del manto profundo. Este mineral actúa como una esponja, absorbiendo y almacenando hidrógeno, lo que permite la existencia de agua en las profundidades de la Tierra.
Los recientes descubrimientos sobre la existencia de una gran masa de agua en el manto terrestre desafían nuestras concepciones tradicionales y abren nuevas vías de investigación en la geociencia. Aunque no se trata de un océano en el sentido literal, estas vastas reservas hídricas atrapadas en minerales como la ringwoodita y la wadsleyita transforman nuestra comprensión del planeta. Estos hallazgos no solo amplían nuestro conocimiento sobre la composición interna de la Tierra, sino que también nos invitan a reconsiderar la dinámica y los procesos que ocurren en las profundidades de nuestro planeta.
En un futuro cercano, los científicos continuarán explorando estas profundidades con el objetivo de integrar estos nuevos datos en modelos más precisos de la dinámica terrestre. Estos esfuerzos no solo enriquecerán nuestro entendimiento científico, sino que también pueden tener implicaciones prácticas para la gestión de recursos y la previsión de fenómenos geológicos. La Tierra sigue siendo un enigma, y cada descubrimiento nos acerca un poco más a desvelar sus secretos más profundos.