Hace casi tres años, el emblemático diario nicaragüense La Prensa se vio obligado a detener su circulación impresa debido a la represión gubernamental. Desde entonces, Nicaragua ha estado sin un periódico nacional, convirtiéndose en el único país del continente americano sin un medio impreso en funcionamiento. Esta situación marca un capítulo sombrío en la historia de la libertad de prensa en la región.

El 12 de agosto de 2021, La Prensa publicó su última edición impresa con un titular que resonó en toda la nación: “Secuestraron la libertad de prensa”. Este titular no solo reflejaba la situación inmediata del periódico, sino también una alarmante tendencia de represión contra los medios de comunicación en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La asfixia comenzó en 2018, cuando la administración sandinista empezó a restringir la entrada de papel y otros insumos necesarios para la producción del diario. Durante más de 500 días, la Dirección General de Aduanas (DGA) retuvo estos insumos, dejando al periódico al borde del colapso. Aunque en febrero de 2020 se permitió temporalmente la entrada de estos materiales, en agosto de 2021 el bloqueo se reinstauró, obligando a La Prensa a dejar de circular en su formato impreso.

Confiscación y represión

El 13 de agosto de 2021, un día después de la última edición impresa, la Policía Nacional allanó las oficinas de La Prensa. En este operativo, las instalaciones fueron confiscadas y traspasadas al Instituto Tecnológico Nacional. Además, varios periodistas y directivos fueron detenidos, incluyendo a Juan Lorenzo Holmann Chamorro, gerente general del periódico, quien fue acusado de lavado de dinero, un cargo ampliamente visto como una represalia política.

Este golpe devastador no solo paralizó las operaciones impresas de La Prensa, sino que también forzó a sus periodistas y colaboradores a trabajar en la clandestinidad. La redacción se reorganizó rápidamente para seguir operando de manera digital y muchos periodistas tuvieron que exiliarse para evitar ser arrestados.

Un exilio forzado

La represión contra La Prensa y otros medios de comunicación no se detuvo con la confiscación de sus instalaciones. En los meses siguientes, la presión gubernamental continuó, obligando a la totalidad de la redacción a salir del país. Las y los periodistas, ahora dispersos por varios países, continuaron su labor informativa a través de plataformas digitales, manteniendo vivo el compromiso del periódico con la verdad y la transparencia.

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Trabajadores de La Prensa en lo que era el rotativo | Fotografía de Voz de América

A pesar de estos esfuerzos, la ausencia de un periódico impreso en el país ha tenido un impacto significativo. La prensa impresa ha sido históricamente una herramienta crucial para la información y la educación del público, especialmente en áreas rurales donde el acceso a internet es limitado. La falta de un medio impreso nacional deja un vacío en la vida cotidiana de muchos nicaragüenses, afectando su derecho a la información.

Según organizaciones de la sociedad civil, ya son más de 220 los comunicadores exiliados como consecuencia de la persecución sandinista en Nicaragua.

Resistencia digital

Desde el exilio, La Prensa ha continuado publicando noticias y reportajes a través de su sitio web, enfrentando desafíos considerables en un entorno represivo. El compromiso de sus periodistas y colaboradores de seguir informando, a pesar de las amenazas y la persecución, es un testimonio de su dedicación a la libertad de prensa y a la democracia.

La situación de La Prensa no es un caso aislado, sino parte de un panorama más amplio de represión en Nicaragua. Desde 2018, el régimen de Ortega y su esposa Rosario Murillo ha intensificado su control sobre los medios de comunicación, cerrando estaciones de radio y televisión, y encarcelando a periodistas y críticos del régimen. Esta estrategia de silenciar voces disidentes ha sido condenada por la comunidad internacional, incluidos organismos de derechos humanos y gobiernos de varios países, quienes han hecho llamados a respetar la libertad de prensa y los derechos humanos en Nicaragua.

La lucha de La Prensa y otros medios independientes en Nicaragua -como los también confiscados Darío Medios Internacional, 100 % Noticias, Confidencial y Radio Darío-, es una lucha por la supervivencia de la democracia en el país. La capacidad de informar libremente es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática, y su erosión representa una amenaza grave para los derechos y libertades de los ciudadanos.

Aunque La Prensa ha demostrado una resiliencia notable en los últimos dos años, el camino hacia la restauración de la libertad de prensa en Nicaragua sigue siendo incierto. La comunidad internacional continúa monitoreando la situación y apoyando a los periodistas y medios que trabajan en circunstancias extremas.

Pero los1060 días sin un periódico impreso en Nicaragua -el único país de América continental sin un rotativo a nivel nacional- y los dos años de exilio de La Prensa son un recordatorio sombrío de los peligros que enfrentan los medios de comunicación en regímenes autoritarios. La perseverancia de La Prensa en su formato digital es un faro de esperanza y resistencia, y su eventual retorno a la circulación impresa sería un triunfo no solo para el periodismo nicaragüense, sino para la libertad de prensa en toda la región.