Y es que mentir, es uno de los antivalores que arrastra Daniel Ortega Saavedra, desde que se metió a la política cuando era jovencito, incluso de ser “mata mama”, pues en la guerrilla a finales de los años 70, se le acusó de vender a muchos de sus compañeros de guerra, pero una de sus falsedades más icónicas, fue la que trascendió Nicaragua y tuvo que ver con Costa Rica.
Resulta que en 1981, recién estrenado el primer gobierno sandinista, tras derrocar a la dictadura somocista, Ortega engañó al Gobierno costarricense al entregarle unos huesos de monos y vacas, haciéndole creer a la administración del presidente Tico Rodrigo Carazo Odio, que dichas osamentas eran del mismo héroe nacional de Costa Rica, Juan Santamaría. Incluso, se hizo un acto solemne de entrega de los supuestos restos de Santamaría.
Al día siguiente con mucha pompa y alegría se realizaron los actos tradicionales en Alajuela, de donde era originario el héroe nacional y la urna fue llevada al Museo Juan Santamaría, en esa provincia.
Descubren el fiasco
La alegría del pueblo de Costa Rica no duró mucho, pues una información sobre la realidad de los restos de “El Erizo”, les cayó como una bomba expansiva. Los sandinistas les habían mentido, pues en la urna había cualquier tipo de huesos, pero nunca fueron de humanos, mucho menos del héroe Tico. Todo fue una burla.
Para conocer más de cerca ese acontecimiento, el periódico La Teja de Costa Rica, pudo conversar con algunos personajes que de alguna manera estuvieron de cerca de este acto despreciable, que dejó con un sentimiento de frustración y rabia para los costarricenses, pues no era para menos, porque Santamaría representa lo máximo en su historia.
Alfonso Chase, vicepresidente de la Asociación de Autores de Obras Literarias, Artísticas y Científicas de Costa Rica de entonces, fue el principal gestor de que se descubriera el fraude pues, según recuerda, un informante de Nicaragua le avisó semanas antes lo que preparaban los sandinistas.
Un informante desde Nicaragua filtró todo
“Desde Managua me dijeron que era una farsa. Impugné que se realizaran honores militares y religiosos en la Asamblea Legislativa y en la catedral. La caja (donde llegaron los supuestos restos) era preciosa, pero tenía huesos de animales y se denunció que era una farsa del gobierno sandinista y un engaño al presidente Carazo”, recordó el escritor.
Daniel Ortega lo volvió a hacer, se burló del gobierno y pueblo tico, que durante la clandestinidad le abrió sus puertas en 1978 y 1979 junto a su entonces pareja Rosario Murillo, porque ambos salieron huyendo de la guerra que se libraba en Nicaragua contra el régimen de último Anastasio Somoza Debayle.
Santamaría era un joven alajuelense, que ofrendó su vida de forma voluntaria para evitar que las tropas invasoras de William Walker, pudiera avanzar a territorio costarricense en plena Guerra Nacional en tierras pinoleras (el conflicto bélico que unió a Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Guatemala contra el sistema esclavista de Walker).