Era la plena décadas de los 2000, cuando caía la noche en Managua, los parranderos más pudientes sabían que la cita era en el nigth club llamado “Aquí Polanco”, ubicado sobre la pista del Mayoreo en Managua.
Era un lugar donde estaba dominado por un ambiente muy sórdido, con espectáculos de mujeres desnudas, bebidas, prostitución y todo tipo de actividad propia de gente del bajo mundo, por eso al propietario de este local le llamaban “el señor de la noche”.
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Sin embargo detrás de este local, que era uno de los más exitosos de la capital de Nicaragua, estaba don Jerónimo Polanco, un campesino analfabeto que llegó desde Teustepe, Boaco en los años 90, y una década más tarde creó un emporio de locales de vicios.
Muy vivo para los negocios
Polanco en su natal Teustepe, se dedicaba a vender colchones y almohadas, y un buen día decidió probar fortuna en Managua, y en pequeño caramanchel se instaló para ofrecer aceites y lubricantes para vehículos. En ese pequeño mamarracho, comenzó a ofrecer gaseosas, cervezas, luego puso una piscina de plástico, carne asada, música, después comenzó a construir una casa de madera. Conforme iba creciendo contrató meseras.
Cuando ya formó todo un emporio y el night club era toda una referencia, Polanco se hizo amigos de empresarios, altos mandos policiales, políticos y lo más pesado de la sociedad.
Polanco fue asesinado de varios disparos con un revólver calibre 38, su cuerpo fue quemado parcialmente y dejado bajo el Puente Seco de Los Arcos, sobre el kilómetro 48 de lo que se conoce como la “carretera vieja a León”.
Se descubrió que el asesino se llamaba Byron Centeno, era policía y conductor escolta del comisionado mayor Carlos Bendaña, entonces jefe de la Policía de Managua, cuya arma homicida le pertenecía a este alto mando policial.
En el proceso judicial contra Byron Leonel Centeno por este crimen, se descubrió una estela de corrupción policial, incluso la familia de Polanco declaró ante el juez, que Bendaña estaba implicado en el asesinato y revelaron que este comisionado y otros altos oficiales policiales recibían sobornos y pagos. Estos policías llegaban con mucha frecuencia a la oficina de Polanco en los clubes a pedir dinero, según los familiares de la víctima.
La llamada de la muerte
La noche antes de ser asesinado, Polanco compraba medicamentos en la farmacia Vida, ubicada en la colonia Centroamérica de Managua, cuando recibió una llamada de un “amigo comisionado de la Policía”, para después desaparecer hasta ser encontrado sin vida. La viuda de Polanco, Victoria Ríos, reveló luego que esa llamada provino del celular del comisionado Carlos Bendaña.
Byron Leonel Centeno, asesino de Polanco fue condenado a 18 años de prisión, pero a través de un indulto del dictador Daniel Ortega, logró su libertad el 13 de febrero del 2020, cuando le faltaba cumplir 4 años más de prisión, pus debía salir en este 2024.
