El presidente de la Asamblea de Nicaragua, Gustavo Porras Cortés, dijo que el periodo presidencial en Nicaragua debería de ser de 10 años y no de 6, a como lo ordenó el dictador Daniel Ortega mediante una reforma a la Constitución Política el pasado viernes.

Porras argumentó su respuesta, señalando que con un periodo de 10 años por parte de un presidente, se lograrán desarrollar los proyectos en el país. 

Según el legislador orteguista, los 6 años de gobierno darán más estabilidad el país que desde el año 2018 está sometido en una grave crisis de derechos humanos por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

“Este país busca estabilidad, cualquier país que quiere desarrollar sus proyectos busca estabilidad. Si vos me preguntaras a mí, a lo mejor yo hubiera dicho 10 (años), ¿por qué?, porque los proyectos se asienten, pero la propuesta del comandante viene más o menos entiendo que en otros países así (con 6 años de gobierno) hasta sexenio le llaman, pero es una cosa que no está fuera de lo lógico”, dijo Gustavo Porras en una entrevista al oficialista Canal 13.

“Yo hubiera preferido que sean 10 (de gobierno), pero son 6”, insistió Porras, un legislador sancionado por el gobierno de Estados Unidos por ser señalado de violar los derechos humanos en Nicaragua.

Murillo y el nuevo periodo presidencial en Nicaragua

Este viernes, la Asamblea Nacional, controlada por el orteguismo, con 91 votos aprobó de forma exprés una reforma a la Constitución Política de Nicaragua, a petición del dictador Daniel Ortega, que oficializa el establecimiento de su dinastía al lado de su esposa y ahora “co presidenta”, Rosario Murillo.

La reforma aprobada por los diputados, sin ningún cambio, establece un nuevo ordenamiento constitucional y crea un “estado revolucionario” dirigido por dos copresidentes, Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes toman oficialmente el control total de los Poderes del Estado y someten a su antojo a la Policía y al Ejército.

Con esta reforma, Murillo cumplió su sueño de llegar a la presidencia de Nicaragua, porque no pudo lograrlo por medio de elecciones.

Desde el 2017, Murillo fue designada por el Consejo Supremo Electoral como vicepresidenta de Nicaragua, después que los diputados sandinistas reformaron la Constitución para permitirle correr en fórmula junto a su esposo.

El pasado jueves, la Comisión Especial creada para dictaminar la reforma Constitucional avaló cada uno de los artículos al considerarla como una iniciativa que cumplía con los procedimientos legislativos. Sin embargo, un cambio tan trascedente para la vida social y política del país, fue aprobado sin consultar a nadie.

La nueva Constitución garantiza que Daniel Ortega le herede el poder a su esposa Rosario Murillo en caso de que “ausencia” definitiva, y los faculta a nombrar a los vicepresidentes sin pasar por un proceso electoral.

Las reformas constitucionales fueron rechazadas y criticadas por la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas, quienes exigen el respeto a los derechos de los nicaragüenses.