El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala (Minex) anunció que, en nombre del presidente Bernardo Arévalo, se ha extendido una invitación oficial al Papa Francisco para que visite Guatemala. Este significativo gesto, realizado durante una audiencia privada entre el Papa y el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Martínez, el 20 de junio en el Palacio Apostólico del Vaticano, subraya los lazos profundos y duraderos entre Guatemala y la Santa Sede.
En la carta enviada al Papa Francisco, el presidente Arévalo destacó la rica herencia cultural y espiritual de Guatemala, subrayando la profunda fe católica y devoción que caracterizan al pueblo guatemalteco. “Todo el pueblo guatemalteco anhela la bendición de vuestra presencia entre nosotros y vuestra visita no solo fortalecería nuestra fe, sino que también nos proporcionaría un renovado sentido de esperanza y unidad; sería un faro de luz y guía espiritual para todos”, expresó Arévalo en el documento.
La misiva también resaltó que la visita del Papa sería portadora de un mensaje de paz, amor y solidaridad, y brindaría una oportunidad invaluable para que Su Santidad participe en las inestimables expresiones de fe y cultura del país. La invitación refleja el deseo del Gobierno y del pueblo guatemalteco de recibir la bendición del Papa y de fortalecer los lazos espirituales y culturales con el Vaticano.
Un encuentro significativo
La audiencia privada con el Papa Francisco fue una ocasión propicia para que el canciller Martínez presentara al Santo Padre un mensaje de aprecio, cariño y estima del pueblo guatemalteco. Según el Minex, la reunión permitió consolidar las relaciones entre la Santa Sede y Guatemala, abordando temas de gran relevancia tanto a nivel nacional como internacional. Entre los temas discutidos se encontraban la paz, la migración y el cambio climático, cuestiones que están en el centro de las preocupaciones globales y de las encíclicas del Papa.
El encuentro también subrayó la importancia de las relaciones diplomáticas y eclesiásticas entre ambos estados, reforzando el compromiso mutuo de trabajar juntos en asuntos de interés común y en la promoción de valores compartidos.
La delegación guatemalteca
La delegación que acompañó al canciller Martínez estuvo compuesta por la secretaria privada de la Presidencia, Ana Glenda Tager, el comisionado nacional contra la Corrupción, Santiago Palomo, y varios funcionarios de la Embajada de Guatemala ante la Santa Sede. Este grupo reflejó el alto nivel de la representación guatemalteca y la seriedad con la que el Gobierno guatemalteco aborda sus relaciones con el Vaticano.
El presidente Arévalo había planeado entregar personalmente la carta de invitación durante una visita a Europa, en la que también tenía previsto participar en la Conferencia para la Paz de Ucrania. Sin embargo, debido a una posible resolución de la Corte de Constitucionalidad relacionada con APM Terminals, Arévalo decidió cancelar su viaje y delegar al canciller Martínez para que lo representara en la audiencia con el Papa.
El Gobierno de Guatemala ha reafirmado la solidez de sus relaciones con el Vaticano, describiéndolas como “excelentes” en términos políticos, diplomáticos, eclesiásticos, humanitarios, culturales y de cooperación. La cortesía especial del Papa al recibir al canciller guatemalteco en una audiencia privada es un claro indicativo del alto nivel de respeto y consideración que el Vaticano otorga a Guatemala.
El comunicado oficial emitido por la Cancillería resaltó que la audiencia fue un encuentro positivo que permitió profundizar en la agenda nacional y discutir la coyuntura internacional, fortaleciendo así las bases para una colaboración más estrecha en temas de interés común.
En espera de la respuesta
Aunque aún no se ha confirmado si el Papa Francisco aceptará la invitación para visitar Guatemala, la invitación en sí misma ya ha marcado un hito en las relaciones entre ambos estados. La posible visita del Papa Francisco sería un acontecimiento de gran importancia para el país, no solo desde una perspectiva religiosa, sino también como un gesto de solidaridad y esperanza en tiempos de desafíos globales.