Era mayo del año 2018 y existía gran expectativas por la marcha que se llevaría a cabo el 30 de ese mes, la marcha se realizaría en homenaje y solidaridad para las madres que perdieron a sus hijos, durante los meses de abril e inicias de mayo, la población comenzó a llamarla “La Madre de todas las marchas”.
Llegó el día y familias enteras de todo el país se congregaban desde la rotonda Centroamérica hasta la Universidad Centroamericana (UCA). Aquello prometía ser un derroche de cultura, estudiantes resguardaban el microbús donde viajaban las madres que habían perdido a sus hijos producto de la represión estatal de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Comenzó la masacre
“La madre de todas las marchas” estaba lejos de terminar cuando de repente se comenzaron escuchar disparos, las personas corrían desordenadas, como hormiguitas, para resguardarse de los paramilitares y miembros de la Juventud Sandinista (JS), que se filtraron en la actividad para mancharla con sangre.
Ese día alrededor de 16 jóvenes fueron asesinados por la policía en Managua y otras ciudades del país.
Doña Candelaria Díaz era la madre de Manuel Díaz asegura que jamás olvidará la última comunicación que tuvo con su hijo minutos antes que lo mataran. “que Dios te proteja, eso le dije y me acosté a dormir, al ratito me informaron que le habían disparado”, relata la adolorida madre.
Para colmo obligada al exilio
Díaz se encuentra en el exilio desde octubre del año 2021, ella es originaria de Monimbó. El constante acoso de algunos vecinos, de la policía al servicio de Ortega y la falta de justicia por el asesinato de su hijo obligó a esta madre a exiliarse en Costa Rica, donde se gana la vida como doméstica.
“Sentí que me ahogaba y asfixiaba cada día en Nicaragua no aguantaba más, mi hijo fue asesinado justo como lo ordeno Daniel Ortega, por un solo disparo de un francotirador arriba de la tetilla izquierda, eso fue fulminante y me lo mataron”, relata doña Candelaria.
Antes de exiliarse en Costa Rica, esta madre comenzó a exigir justicia dentro de Nicaragua y buscó los canales judiciales correspondientes para hacerse escuchar, pero las puertas se le cerraron.
Asegura que en 2020 fue a la Fiscalía, en su periplo en busca de justicia, pero le respondieron que esos crímenes no tenían validez e incluso la amenazaron con detenerla si seguía insistiendo.
“Yo le dije a la mujer que estaba allí, me estás dando a entender que era un perro el que mataron, me estás dando a entender que él (Daniel Ortega), no le va dar validez a esos crímenes, yo le dije que no me iba cansar de pedir justicia porque él tiene que pagar por todo los crímenes”, recordó la señora.
Durante en el 2019 un grupo de madres realizaron una misa de aniversario del asesinato de Manuel en la iglesia San Miguel de Masaya, pero hasta ese lugar llegaron paramilitares y las rodearon y comenzaron a seguir, después se incrementó la vigilancia donde ella habitaba, “la vigilancia de las patrullas policiales que pasaban todo los días por las noches fue más seguido y ya no me sentía segura”.
Díaz, salió de Nicaragua hacia Costa Rica por montaña, pues amigos le indicaron que si salía de manera legal las autoridades la podían detener, desde su exilio no deja de pedir justicia por el asesinato de su hijo, y recuerda las ultimas comunicación que tuvo con él minutos antes que lo mataran. “Que Dios te proteja, eso le dije y me acosté a dormir, al ratito me informaron que le habían disparado, solo Dios me ha dado fortaleza” dijo.
Manuel Díaz, fue asesinado en la plaza de Monimbó el 30 de mayo, entre las nueve y nueve y media de la noche, dejando huérfanas dos niñas de dos añitos y otra de diez.