Honduras atraviesa un momento crítico en materia de salud pública. Tras la devastadora emergencia sanitaria que sigue provocando el dengue, que ha cobrado la vida de más de 160 personas, incluyendo 83 menores, y con más de 130,000 casos reportados, el país se enfrenta ahora a tres nuevas amenazas: el virus de Oropouche, la rabia y la viruela del mono.
Aunque aún no se han confirmado casos de viruela del mono en 2024, el temor a su llegada ha generado preocupación en las autoridades sanitarias.
En menos de dos semanas, la Secretaría de Salud (SESAL) emitió dos alertas epidemiológicas que han activado las alarmas a nivel nacional. Estas advertencias no sólo reafirman la fragilidad del sistema de salud, sino que también ponen en evidencia la sobrecarga que enfrenta ante la propagación de diversas enfermedades infecciosas.
El dengue sigue siendo una emergencia vigente
El país sigue recuperándose del golpe del dengue, una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, la cual ha provocado una de las peores crisis de salud en años recientes. La mayoría de los casos registrados se concentran en menores de edad, y la capacidad hospitalaria se ha visto desbordada ante el creciente número de pacientes que requieren atención.
El dengue, conocido por causar fiebre alta, dolor en las articulaciones y en casos graves hemorragias, ha sido el epicentro de la crisis. Pero con la reciente aparición de otros virus y la amenaza latente de nuevas enfermedades, el sistema de salud enfrenta una prueba aún mayor.
El virus de Oropouche, una amenaza latente
El pasado 8 de septiembre, SESAL declaró alerta epidemiológica ante el incremento de casos de fiebre de Oropouche en varios países de América Latina, aunque hasta el momento no se han reportado casos en Honduras. Sin embargo, la amenaza es real, ya que el mosquito transmisor del virus, conocido como jénjen, comparte características de reproducción similares al vector del dengue. Esta situación ha hecho que las autoridades sanitarias activen protocolos de emergencia para prevenir su llegada al país.
El epidemiólogo Tito Alvarado advirtió que muchos de los casos catalogados como dengue, pero sin confirmación por laboratorio, podrían ser en realidad fiebre de Oropouche. Esta enfermedad provoca síntomas similares al dengue, incluyendo fiebre, dolor muscular y en las articulaciones, y tiene el potencial de sumarse a la ya alarmante situación epidemiológica de Honduras.
La rabia reaparece en zonas rurales
Cinco días después de la alerta por Oropouche, el 13 de septiembre, la SESAL emitió una nueva advertencia, esta vez por rabia, tras la muerte de una niña de cuatro años en Quimistán, Santa Bárbara. La menor fue mordida por un murciélago y falleció días después en un hospital de San Pedro Sula. Este caso encendió las alarmas, ya que se trataba del segundo fallecimiento por rabia en 2024. El anterior había sido en mayo, también en una zona rural, y vinculado al contacto con un gato infectado por un murciélago.
La rabia, una enfermedad infecciosa que afecta tanto a animales como a humanos, es especialmente peligrosa en áreas rurales con baja cobertura de vacunación en animales domésticos y alta presencia de murciélagos. Las autoridades han intensificado los esfuerzos de vigilancia en regiones como Santa Bárbara y Ocotepeque, donde estos vectores son comunes.
Viruela del mono: la vigilancia continúa
Aunque Honduras no ha registrado casos de viruela del mono en 2024, las autoridades sanitarias siguen en alerta. En agosto, una familia de cinco miembros en Santa Bárbara presentó síntomas sospechosos que, afortunadamente, fueron descartados. A pesar de ello, el país se mantiene vigilante ante la posible llegada de esta enfermedad, que ha afectado a otros países de la región.
La viruela del mono, una enfermedad zoonótica que causa fiebre, erupciones y síntomas respiratorios, tiene una baja tasa de mortalidad, pero su potencial de propagación ha llevado a varios países a tomar medidas preventivas.
Un sistema de salud en alerta máxima
La ministra de Salud, Carla Paredes, ha sido clara en que el país está tomando todas las medidas necesarias para evitar la propagación de estas enfermedades. Sin embargo, reconoció que Honduras enfrenta un riesgo constante debido a su ubicación geográfica y a sus múltiples fronteras. “Somos el ombligo de América”, afirmó, refiriéndose a la vulnerabilidad del país ante la propagación de virus y enfermedades provenientes de naciones vecinas.
El epidemiólogo Alvarado, por su parte, ha advertido que el sistema de salud de Honduras está sobrecargado. Con la presencia simultánea de varias alertas epidemiológicas, el país podría estar al borde de una crisis sanitaria más profunda si no se toman medidas urgentes. La saturación de hospitales y la falta de recursos médicos adecuados han puesto a prueba la capacidad del sistema para manejar múltiples brotes a la vez.