Decenas de miles de personas llenaron el domingo la vasta plaza principal de la Ciudad de México para protestar contra las reformas a la ley electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador que, según dicen, amenazan la democracia y podrían marcar un regreso al pasado.
Normalmente se cree que la plaza tiene capacidad para casi 100.000 personas, pero muchos manifestantes que no cabían en la plaza se extendieron a las calles cercanas.
Los manifestantes estaban vestidos principalmente de blanco y rosa, el color del Instituto Nacional Electoral, y gritaron consignas como “¡No toquen mi voto!” Al igual que una marcha similar pero algo más grande el 13 de noviembre, los manifestantes parecían algo más ricos que los de la manifestación promedio.
Las reformas de López Obrador fueron aprobadas la semana pasada. Una vez promulgados, recortarían los salarios, los fondos para las oficinas electorales locales y la capacitación de los ciudadanos que operan y supervisan los centros de votación. También reducirían las sanciones para los candidatos que no informen sobre los gastos de campaña.
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El presidente de México niega que las reformas sean una amenaza para la democracia y dice que las críticas son elitistas, argumentando que el instituto gasta demasiado dinero. Él dice que los fondos deben gastarse en los pobres.
Pero el manifestante Enrique Bastién, un veterinario de 64 años, dijo que con las reformas López Obrador “quiere volver al pasado” cuando “el gobierno controlaba las elecciones”.
López Obrador dijo el jueves que firmará los cambios para convertirlos en ley, a pesar de que espera desafíos judiciales. Muchos en la protesta del domingo expresaron su esperanza de que la Suprema Corte de México revoque partes de la reforma, como lo han hecho los tribunales con otras iniciativas presidenciales.