Los ministros de Exteriores de los países miembros del G7 han emitido un contundente comunicado en respuesta a las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, que reeligieron a Nicolás Maduro para un tercer mandato. El pronunciamiento, que refleja una creciente preocupación internacional, exige mayor transparencia en el proceso electoral y la divulgación completa de los resultados.
En un comunicado difundido por la presidencia italiana del G7, los países que integran el grupo—Estados Unidos, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Japón e Italia—subrayaron la importancia de que los resultados de las elecciones reflejen genuinamente la voluntad del pueblo venezolano. Los ministros instaron a las autoridades electorales venezolanas a publicar de inmediato los resultados detallados y a compartir toda la información relevante con la oposición y los observadores independientes.
Este llamado a la transparencia surge en un contexto de agitación política y social en Venezuela. La victoria de Maduro, anunciada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), ha sido recibida con escepticismo y acusaciones de manipulación por parte de la oposición. Los reportes indican que el presidente saliente obtuvo poco más del 51% de los votos, un margen que, según críticos, no refleja la pluralidad de opiniones dentro del país.
Los ministros del G7 expresaron su solidaridad con el pueblo venezolano, que ha manifestado su descontento en las calles. Las protestas, que han resultado en la muerte de al menos 12 personas y la detención de cientos, evidencian una profunda crisis de legitimidad en el proceso electoral. Las demandas de la oposición por el reconocimiento de su candidato, Edmundo González Urrutia, han intensificado la tensión política, exacerbando la crisis humanitaria y social en el país.
El comunicado del G7 también abordó las preocupaciones específicas planteadas por observadores nacionales e internacionales. Estos informes han destacado irregularidades significativas en la ejecución del proceso electoral y la falta de transparencia en la contabilización final de los votos. La comunidad internacional, reflejada en las voces del G7, ha cuestionado la integridad del proceso y la imparcialidad del ente electoral venezolano.
Además, el G7 hizo un llamado a la moderación y a una resolución pacífica del conflicto. La situación en Venezuela ha llevado a una escalada de violencia y represión, lo que ha llevado a los ministros a abogar por una solución democrática que sea liderada por los propios venezolanos. Este llamado a la calma y al diálogo refleja el temor de una mayor escalada en la crisis política y social del país.
La postura del G7, al exigir claridad y transparencia, se alinea con las preocupaciones de otras naciones y organismos internacionales que han seguido de cerca la evolución del proceso electoral en Venezuela. La falta de resultados oficiales públicos y las acusaciones de fraude han alimentado un clima de desconfianza y conflictividad, tanto a nivel nacional como internacional.
El contexto político en Venezuela, marcado por años de crisis económica y social, ha complicado aún más la situación. La administración de Maduro, que ha enfrentado críticas por su manejo autoritario y la supresión de la oposición, se encuentra ahora en una encrucijada, con la comunidad internacional observando atentamente cada desarrollo.
El G7, como grupo de economías avanzadas, ha mostrado un interés particular en la estabilidad y legitimidad del proceso electoral en Venezuela, dado el impacto que las crisis políticas en países clave pueden tener en el equilibrio global. Su llamado a la transparencia no solo refleja una postura de apoyo al pueblo venezolano, sino también un intento de mantener la estabilidad regional y asegurar que los procesos democráticos sean respetados y auténticos.