José Pérez y Juan Sandoval, ambos de 53 años, murieron asfixiados en un túnel de la mina artesanal La Esperanza, localizada en el municipio de San Carlos, departamento de Río San Juan. Los dos obreros quedaron soterrados tras un deslizamiento de tierra en la mina. Miembros de la Cruz Blanca llegaron al lugar del infortunio y rescataron los cuerpos sin vida en medio de torrenciales aguaceros.
El 22 de enero de 2023, fueron rescatados los cadáveres de Exequiel Centeno, de 18 años, e Ismael Jirón, de 30, quienes quedaron enterrados mientras realizaban labores mineras. Los dos trabajadores tenían tres semanas de laborar en la mina El Vesubio, ubicada a 15 kilómetros del municipio de Bonanza, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN).
Un grupo de rescatistas del cuerpo de bomberos de Bonanza, la Policía, la alcaldía y lugareños se movilizaron a la zona para rescatar a los dos desafortunados. El jefe de bomberos de Bonanza, capitán Francisco Orozco, confirmó a medios oficialistas que los cuerpos de los mineros fueron encontrados a una profundidad de 240 pies.
Más de 100 güiriseros han quedado soterrados
Una fuente vinculada con el sector minero de Nicaragua aseguró que entre los años 2021, 2022 y 2023, y lo que va de 2024, más de cien güiriseros murieron en derrumbes en diferentes sitios de Nicaragua. Añadió que la falta de empleo obliga a los mineros a ganarse el pan de cada día buscando oro. Se estima que más de 30 mil personas laboran en la minería artesanal.
Los infortunios ocurrieron en minas ubicadas en lugares donde nunca antes se había extraído oro, como Río San Juan, zona donde la extracción del oro ha generado una desventura social y ambiental. Un ex minero nicaragüense dijo a Darío Medios Internacional que ninguna autoridad gubernamental o empresarial ha presentado un plan de amparo para las personas que se dedican a la minería artesanal.
Un especialista en seguridad ocupacional, bajo condición de anonimato, dijo que las minas artesanales son hechas y explotadas por los dueños de las fincas, quienes contratan a otras personas para que trabajen extrayendo y procesando material que luego es comercializado a las empresas acreditadas para operar en el sector.
Los güiriseros enfrentan muchos riesgos de morir, dice especialista
El especialista explicó que otro modo de trabajo en la minería es mediante sociedades. Cualquier persona que desee explotar un yacimiento de oro dentro de una propiedad privada puede hacerlo, concediendo al dueño entre el 25% y el 30% de las utilidades. “En este trabajo hay muchos riesgos de sucumbir. No hay seguro social ni de vida, menos un contrato laboral. Solamente un acuerdo oral y un pacto mudo: lo que suceda en la mina, ahí se queda”, destacó.
Indicó que para explotar oro, los mineros tienen que hacer huecos y corredores en la superficie de la tierra con ramificaciones de 200 y 300 pies de profundidad, sin la seguridad necesaria. Por eso los accidentes son más frecuentes, sobre todo en la zona sur del país (Río San Juan), centro y Rancho Grande, Matagalpa”, aseveró.
Igualmente, dos exlíderes comunitarios de Matagalpa indicaron bajo anonimato que entre 2020 y 2021, al menos 10 jóvenes entre los 16 y los 26 años fallecieron cuando laboraban en las galerías, además de 8 personas entre los 27 y los 47 años. Otras 23 personas desaparecieron en los derrumbes. Los jóvenes expiraron en los nuevos centros de minería en Río San Juan y Matagalpa, según medios locales.
Además, en 2020 se registraron dos derrumbes en minas artesanales que dejaron como saldo 23 personas desaparecidas. Las autoridades no confirmaron ni negaron los hechos, limitándose a comunicar la suspensión de las labores de búsqueda en las zonas de los sucesos.
La falta de oportunidades de trabajo en los gobiernos liberales, incluyendo al régimen sandinista, ha llevado a decenas de familias vulnerables del país a dedicarse a buscar oro en las minas artesanales, enfrentando inminentes peligros de quedar bajo tierra, por la necesidad de llevar alimentos a sus familias.