Diriamba mejor conocida como la cuna del “Güegüense” y ahora la tierra que vio nacer a la reina universal, Sheynnis Palacios, arribó a su décimo octavo aniversario de haber recibido la distinción “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.
La Unesco emitió la extraordinaria distinción, el 25 de noviembre del año 2005.
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La Organización basó su declaratoria en el hecho que Diriamba ha sido depositaria de la danza Gigante, El Toro Huaco, El viejo y la Vieja, las Inditas del Guacal y la obra El Güegüense y la obra teatral Macho Ratón.
Adicionaron que el Güegüense es una expresión sarcástica de protesta contra el dominio colonial en Diriamba. Es un drama agudo muy conocido, que se realiza cada año, en las festividades en honor a San Sebastián, santo patrono de Diriamba, departamento de Carazo.
“Es una síntesis de las culturas española e indígena en la que se mezcla el teatro, la danza y la música. Se considera una de las expresiones más características de la época colonial de América Latina”, destacaron.
El Güegüense de Diriamba es una obra sarcástica en contra del colonialismo español
Señalaron que el Güegüense es una obra que deja certeza que nuestros antepasados no se enfrentaban a la autoridad de manera directa. Asumen un comportamiento cooperativo y pacificador y recurrían a artificios para minar a la autoridad española.
Las distracciones son representadas generalmente por ocho personajes primordiales acompañados de danzantes y de un conjunto de violines, guitarras y atabales.
Los ropajes, las máscaras de madera, los sombreros y otras particularidades distinguen a los diferentes personajes. La tradición resulta familiar para los nicaragüenses.
El personaje es muy popular e incluso los nicaragüenses han hecho suya la expresión: “poner cara de güegüense” para referir a alguien que simula someterse al mando, mientras trabaja agudamente para carcomerla.
Dictadura de los Ortega- Murillo quiere eliminar las tradiciones religiosas del pueblo
Cabe mencionar que la dictadura de los Ortega- Murillo, prohibió desde el año pasado 2022, la realización de procesiones simbólicas, como la de San Jerónimo en Masaya o la de la Virgen de La Merced en Matagalpa, citando “razones de seguridad”. Sin embargo, resguarda actividades recreativas organizadas por las alcaldías orteguistas, que rinden culto a la pareja dictatorial.
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La denegación de las romerías trascendió a inicios de 2023, cuando la Policía prohibió la procesión de Jesús Sacramentado, que se celebra cada 1 de enero y que atrae a miles de fieles.