Existen diferentes episodios en el que tanto el dictador Daniel Ortega y su hermano Humberto Ortega manifestaron públicamente sus diferencias políticas. Uno de los casos más sonado fue cuando la noche del pasado 28 de mayo, su hermano, el dictador Daniel Ortega, compareció junto a Rosario Murillo en un acto ante oficiales del Ejército y la Policía, para anular una condecoración que entregó el exjefe del Ejército el 14 de enero de 1992 al agregado militar norteamericano, teniente coronel Dennis F. Quinn.

Durante ese acto, Daniel Ortega usó varios descalificativos contra su hermano, en presencia del alto mando del Ejército de Nicaragua, aunque en todo el evento se rehusó a pronunciar su nombre, era más que claro que se refería a Humberto.

 “¡Qué vergüenza! ¡Una traición al pueblo! ¡Una traición a la patria!”, exclamó el dictador Ortega antes de invalidar la condecoración por decreto presidencial. “Ya desde entonces el (entonces) jefe del Ejército tenía entregada su alma al diablo”, agregó.

Humberto Ortega
Humberto Ortega

la última entrevista de Humberto

Transcurría el mes de mayo cuando en los medios nacionales independientes nicaragüenses y en su mayoría en el exilio el exjefe del Ejército y hermano del dictador Daniel Ortega ocupaba las portadas de todos los medios,  con una controversial entrevista brindada al medio argentino Infobae, donde  Humberto Ortega consideraba  que su hermano mayor, quien se ostenta el poder en Nicaragua desde 2007, “no tiene sucesores adecuados y que ante una eventual muerte, quedaría  un gran vacío de poder” y se debería  convocar a elecciones. “Si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso”, apuntó en ese entonces el ya fallecido general en retiro.

En esa misma entrevista cuando se le consultó sobre si tampoco la esposa del mandatario, Rosario Murillo, quien es vicepresidenta de Nicaragua, podría asumir el poder, el exjefe militar consideró que, “nadie. Nadie. No quiero mencionar a nadie en particular. Sin Daniel no hay nadie, porque, con todo y todo, Daniel es el único líder histórico que aún conserva los créditos de esa lucha (política).

“Sin Daniel veo muy difícil que haya dos o tres que se junten”, indicaba el ahora fallecido exjefe del Ejército, “Mucho menos uno en particular, y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política. Ni Somoza pudo establecer a su hijo. Con la ausencia de Daniel sería muy frágil sostener todo lo que hasta ahora ha logrado sostener con gran esfuerzo y con enormes complejidades”, el finado exmilitar.


Algunos disidentes del régimen expresaron en ese momento que dichas afirmaciones debieron haber caído como “una bomba” en El Carmen. “Ni Rosario ni sus hijos ni nadie del actual grupo de poder pueden ser solución. Si Daniel muere, están perdidos y solo quedaría la incertidumbre y el peligro del caos”, escribió la comandante sandinista Mónica Baltodano en un artículo de opinión publicado en Confidencial.