“Si ves que avanzo, seguidme; si me detengo, empújame; y si acaso retrocedo, ahí mismo liquidarme”. Con este extracto de una canción revolucionaria, iniciaron los recorridos de las caravanas sandinistas este 17 de julio a las 5 de la madrugada.

El extracto de esta canción es un mensaje claro a la oposición y refleja la receta que el régimen de Ortega y Murillo ha venido ejerciendo contra los disidentes y el pueblo que está en contra de su represión.

Murillo ha ordenado que en cada departamento, municipio, comarca, residencia o barrio, salgan caravanas con música testimonial a todo volumen en horas de la madrugada y por la noche, momentos en los que la mayoría de la población se encuentra descansando.

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Una caravana sandinista en la que trabajadores del Ministerio de Salud participaron

Trabajadores estatales violentados

Algunos pobladores nicaragüenses han denunciado a través de las redes sociales el abuso de recursos estatales para esta actividad. En los recorridos se puede apreciar poca afluencia de ciudadanos, pero sí un despliegue excesivo de policías, ambulancias y vehículos estatales, cuyos costos los paga el pueblo con sus impuestos.

Como cada año desde que el régimen ha tomado el control del país, se ha violado el derecho de los trabajadores estatales. Les guste o no, estos tienen que asistir a las diferentes actividades que Daniel Ortega y Rosario Murillo decidan. En este caso, han ordenado al personal de distintas instituciones del estado y municipales hacer presencia en las rotondas de todo el país, a pesar de que la mayoría está de vacaciones semestrales. De no asistir, corren el riesgo de quedarse sin trabajo.

Murillo se prepara para celebrar el 45 aniversario de la revolución en medio de un clima de represión, hostigamiento, encarcelamiento, persecución, destierro e insultos hacia el pueblo de Nicaragua.

El principal blanco de persecución ha sido la oposición, periodistas, militares en retiro o aún en funciones, defensores de derechos humanos, en fin, todo aquel que se oponga a su régimen.

En el marco de esta celebración, Murillo ha soltado una sarta de improperios durante sus comunicaciones habituales al mediodía en uno de los canales estatales. Ha llamado a sus opositores “decrépitos, fracasados, derrotados, tragamonedas del imperio” y “mendrugos los que tragan para vender la patria, verdugos de su propia gente, rostros de la amargura, el vinagre en vivo, fantoches y vende patrias”.