Desde la noche del domingo 19 de mayo de 2024, la residencia del general en retiro Humberto Ortega Saavedra, ubicada en carretera a Masaya, Nicaragua, está rodeada por un destacamento policial. Encabezados por el comisionado Vladímir Cerda, los agentes se presentaron en el domicilio del exjefe del Ejército de Nicaragua, incautando computadoras y teléfonos celulares. Esta acción se produjo horas después de que se publicara una entrevista con el medio argentino Infobae, en la que Humberto Ortega hizo declaraciones críticas sobre la falta de sucesores de su hermano, el presidente Daniel Ortega.

A pesar de no ser oficialmente detenido ni puesto bajo arresto domiciliario, Humberto Ortega recibió instrucciones de comunicar cualquier movimiento al comisionado Cerda. Fuentes cercanas al exgeneral informaron al medio independiente Confidencial que varios de sus empleados fueron retenidos por la policía, aumentando la presión y el control sobre su entorno inmediato.

Declaraciones controvertidas

En la entrevista con Infobae, Humberto Ortega expresó su escepticismo sobre la capacidad del círculo cercano de Daniel Ortega para mantenerse en el poder sin su liderazgo. “Sin Daniel veo muy difícil que haya unos dos o tres que se junten. Mucho menos uno en particular, y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política”, afirmó. Comparó la situación con la del dictador Anastasio Somoza, quien tampoco logró establecer a su hijo en el poder.

Humberto Ortega enfatizó que la ausencia de su hermano significaría una fragilidad considerable en el régimen actual. Propuso que el Ejército y la Policía Nacional podrían llenar el vacío de poder temporalmente y buscar una salida democrática en el corto plazo, posiblemente convocando a un proceso electoral anticipado antes del previsto para 2026.

Estas declaraciones fueron vistas como una amenaza directa al régimen de Daniel Ortega, y la reacción rápida y contundente del gobierno no se hizo esperar. La entrevista, que también fue republicada por el diario nicaragüense La Prensa, amplificó la tensión entre los hermanos y entre el gobierno y la oposición.

Historia de tensión y autoritarismo

La relación entre los hermanos Ortega ha estado marcada por la tensión desde hace años. Humberto Ortega, quien fue una figura clave en la Revolución Sandinista y en la estructura del Ejército de Nicaragua, ha sido un crítico frecuente del gobierno de su hermano. Ha señalado en repetidas ocasiones la falta de democracia y el autoritarismo que caracteriza la administración de Daniel Ortega.

En la entrevista con Infobae, Humberto también reveló haber sido objeto de amenazas de muerte por parte de miembros del círculo de poder, aunque aclaró que no cree que estas amenazas vengan directamente de su hermano. “Me he expuesto ante gente radical que quisiera matarme. Yo jamás les he mostrado miedo, y jamás he dicho me voy de Nicaragua. Jamás he dicho que me voy a exiliar. Y si me quieren hacer eso, no lo voy a tolerar y voy a preferir morir defendiendo esos principios que darles el chance de que me humillen”, declaró con firmeza.

Citación y control policial

El lunes 20 de mayo de 2024, Humberto Ortega fue citado para una “entrevista” con el comisionado general en retiro Horacio Rocha, actual ministro asesor en Asuntos de Seguridad de Daniel Ortega, según fuentes consultadas por Darío Medios Internacional. Este encuentro se programó en las instalaciones centrales de la Policía en Plaza El Sol, en Managua. Horacio Rocha ha sido un operador clave en los operativos represivos del régimen, incluyendo el descabezamiento de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y otras acciones contra funcionarios que han caído en desgracia.

El cerco policial en la residencia de Humberto Ortega continuó, con agentes manteniendo vigilancia constante. A pesar de contar con una escolta privada, no se confirmó si este personal fue desarmado, lo que indica un ambiente de alta tensión y control sobre el exgeneral.

Las acciones represivas contra Humberto Ortega reflejan el clima político cada vez más opresivo en Nicaragua. La detención de trabajadores cercanos a él y la incautación de sus dispositivos tecnológicos apuntan a una estrategia de intimidación y vigilancia intensificada. La sociedad nicaragüense, ya acostumbrada a las tácticas autoritarias del régimen de Daniel Ortega, observa con preocupación cómo incluso miembros cercanos al presidente no están exentos de la represión.

Las declaraciones de Humberto Ortega resuenan en un país donde la esperanza de una transición democrática se ve constantemente frustrada. Su sugerencia de que el Ejército y la Policía Nacional podrían facilitar un proceso electoral en el corto plazo plantea una posible vía de salida, aunque con numerosas incertidumbres y riesgos. La comparación con el intento fallido de Somoza de establecer a su hijo subraya la dificultad de perpetuar un régimen autoritario sin el líder carismático original.

La situación en Nicaragua no pasa desapercibida en el ámbito internacional. La entrevista de Humberto Ortega y la subsecuente reacción del régimen fueron cubiertas por medios de comunicación globales, destacando la continua crisis de derechos humanos y democracia en el país centroamericano. Organizaciones internacionales y gobiernos extranjeros monitorean de cerca estos desarrollos, evaluando posibles respuestas diplomáticas y sanciones adicionales.

El cerco a Humberto Ortega también ilustra las dificultades de las figuras disidentes dentro del mismo aparato de poder. Sus críticas, aunque enmarcadas en una relación familiar, representan una ruptura significativa y un desafío al relato oficial del régimen. La respuesta rápida y contundente del gobierno de Daniel Ortega refleja el temor a perder el control y la necesidad de silenciar voces críticas, incluso las provenientes de su círculo cercano.