En medio de un clima de especulación y acusaciones, Carlos Zelaya, exsecretario y exdiputado del Congreso Nacional de Honduras, y cuñado de la presidenta Xiomara Castro, ha salido al paso de los rumores que lo vinculan con una posible salida del país hacia Nicaragua. Tras la controversia generada por un video que lo muestra en conversaciones con narcotraficantes, Zelaya aseguró estar en Honduras y desmintió categóricamente cualquier afirmación que sugiera lo contrario.
A través de un mensaje de WhatsApp enviado al diario La Prensa, Zelaya manifestó: “No tendría por qué dar explicaciones de dónde estoy, pero estoy en Honduras donde siempre he estado y no pienso estar en otro lado”.
Estas palabras se producen en un contexto donde su imagen ha sido cuestionada y su futuro político está en entredicho después de haber renunciado a su cargo como diputado del oficialista partido Libertad y Refundación (Libre) para enfrentar un proceso de investigación.
La controversia alrededor de Zelaya se intensificó tras la publicación de un video por InSight Crime, un portal especializado en crimen organizado, donde se revela que el exfuncionario habría negociado una suma de 650,000 dólares para financiar la campaña electoral de su partido. Este escándalo no solo ha sacudido el panorama político en Honduras, sino que también ha alimentado protestas masivas que exigen la renuncia de la presidenta Xiomara Castro, cuñada de Zelaya.
La situación de Zelaya se complica aún más con las insinuaciones de que estaría buscando refugio en Nicaragua, un país conocido por su política de asilo hacia figuras políticas perseguidas por corrupción en sus naciones de origen. El ambientalista nicaragüense Amaru Ruiz, exiliado en Costa Rica, alertó a través de sus redes sociales que hay rumores sobre el interés de Zelaya en evadir la justicia hondureña y buscar protección en el régimen de Daniel Ortega.
Ruiz, quien también es director de la Fundación del Río, mencionó que “colegas hondureños” le informaron sobre la búsqueda de Zelaya de amparo en Nicaragua. Según este relato, Zelaya habría salido en un helicóptero hacia el país vecino. Sin embargo, la veracidad de estas afirmaciones ha sido puesta en duda, ya que el mismo exdiputado negó categóricamente estas acusaciones en comunicaciones con el medio hondureño El Heraldo.
La incertidumbre sobre su paradero ha crecido desde que Zelaya se presentó voluntariamente ante la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) el pasado 31 de agosto, donde no se había pronunciado públicamente hasta ahora.
En su mensaje, Zelaya también dejó claro que no planea ofrecer declaraciones a los medios sobre la postura del Estado -al que ya no pertenece- y su partido respecto al escándalo del “narcovideo”.
Nicaragua, país de criminales refugiados
El entorno político en Honduras, marcado por la corrupción y el narcotráfico, ha llevado a que varios exfuncionarios busquen refugio en Nicaragua. Ejemplos recientes incluyen a Ebal Díaz, exsecretario de la Presidencia durante el mandato de Juan Orlando Hernández, así como al exfiscal Óscar Fernando Chinchilla, quien se integró a la Corte Centroamericana de Justicia con sede en Managua.
El asilo otorgado por el régimen de Ortega a prófugos de la justicia, incluyendo a expresidentes salvadoreños acusados de enriquecimiento ilícito, ha abierto un debate sobre la legitimidad y las implicaciones de estas decisiones en la política regional.
La situación de Carlos Zelaya se encuentra en un delicado punto de inflexión. Su relación con el actual gobierno de Castro, que ha manifestado apoyo hacia el régimen sandinista de Nicaragua, genera interrogantes sobre su futuro y la posibilidad de que busque refugio en un entorno donde otros personajes políticos han logrado eludir la justicia.
También porque el sandinismo de Ortega mantiene bajo su protección a expresidentes salvadoreños acusados de corrupción.
A pesar de las múltiples especulaciones y la atención mediática, la falta de confirmación de su llegada a Nicaragua y las declaraciones de Zelaya apuntan a que, por ahora, el exdiputado permanece en Honduras. Sin embargo, su futuro político y personal es incierto en un país donde la corrupción y el narcotráfico han permeado profundamente en las instituciones y han llevado a numerosos actores políticos a buscar refugio en el exterior.
En conclusión, la situación de Carlos Zelaya ilustra las tensiones y complicaciones del actual panorama político en Honduras. Mientras él niega los rumores de su fuga, la percepción pública sobre su implicación en el escándalo del “narcovideo” y las relaciones políticas entre Honduras y Nicaragua siguen siendo temas de debate y preocupación entre los ciudadanos y analistas políticos. La historia de Zelaya no es solo un reflejo de su vida personal, sino también de un contexto más amplio que involucra cuestiones de justicia, corrupción y los desafíos que enfrentan los sistemas políticos en la región centroamericana.