El Golfo de Fonseca, un enclave marítimo de innegable riqueza biológica y estratégica en el Pacífico, ha sido históricamente un punto neurálgico de tensión entre los países que lo comparten: Honduras, Nicaragua y El Salvador. En las últimas décadas, la región ha visto una escalada en los conflictos relacionados con la delimitación marítima, lo que ha derivado en la captura de pescadores y la confiscación de sus embarcaciones por parte de las autoridades nicaragüenses. Este problema, que afecta gravemente a las comunidades pesqueras artesanales hondureñas, refleja la compleja dinámica geopolítica y la falta de acuerdos efectivos entre los países vecinos.

El comandante de la Fuerza Naval de Amapala, capitán de Fragata Jorge Orellana, informó que en lo que va del año, al menos cinco embarcaciones hondureñas han sido decomisadas por la Fuerza Naval de Nicaragua. Este número se suma a las 30 lanchas incautadas en años anteriores, lo que pone de manifiesto la persistencia del problema. Los pescadores, en su afán por evitar la captura, suelen dirigirse hacia las patrulleras hondureñas, pero la rapidez de las interceptaciones nicaragüenses les impide lograr su propósito.

Un problema de soberanía y derechos

La complejidad de este conflicto se agrava por las restricciones impuestas por la normativa internacional. La Fuerza Naval de Honduras, pese a tener conocimiento de las capturas, no puede ingresar a aguas nicaragüenses sin violar la soberanía de ese país y los acuerdos internacionales. Orellana mencionó que las patrulleras hondureñas permanecen en puntos estratégicos guiados por GPS para evitar traspasar la frontera marítima, lo que, sin embargo, no disuade a los pescadores de aventurarse en aguas nicaragüenses en busca de sustento.

En este contexto, la Federación Nacional de Pescadores Arsenales de Honduras (Fenapescah) y el Comité Defensa, Desarrollo de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca (Coddeffagolf) han mantenido reuniones con la Fuerza Naval Hondureña para abordar esta problemática. A pesar de estos esfuerzos, las capturas y decomisos continúan afectando a la comunidad pesquera.

Una solución diplomática que no llega

La diplomacia también ha jugado su papel, aunque con resultados limitados. En agosto de 2024, el embajador de Honduras en Nicaragua, Jorge Antonio Yáñez, se reunió con pescadores en Marcovia, Choluteca, para escuchar sus preocupaciones. En ese encuentro, se puso de manifiesto que desde 2019 no se han recuperado embarcaciones confiscadas en Nicaragua, a diferencia de lo ocurrido durante la gestión de la exembajadora Diana Valladares, cuando se logró la devolución de 43 lanchas.

El presidente de Fenapescah, Félix Paz, afirmó que actualmente 39 embarcaciones siguen decomisadas en Nicaragua, con multas de hasta tres mil dólares por cada una, una suma inalcanzable para muchos pescadores artesanales. Además, otras 12 lanchas permanecen en manos de las autoridades salvadoreñas.

FotoJet 2024 08 20T092141.174 1024x706 1
Fotografía de Stereo Metro

Una problemática que se repite

El alcalde de Marcovia, Nahúm Cálix, urgió a las autoridades hondureñas a proteger a los 50 pescadores capturados en aguas de Nicaragua y El Salvador. Cálix subrayó que estos pescadores, cuyas únicas herramientas de trabajo son sus lanchas, se ven desamparados por la falta de patrullajes efectivos de la Fuerza Naval hondureña.

Por su parte, Moisés Osorto, presidente de la Asociación de Pescadores Artesanales del Golfo de Fonseca (Apagolf), denunció que las autoridades nicaragüenses no solo confiscan embarcaciones, sino que también incautan motores, aparejos de pesca y trasmallos, bienes que muchas veces no son devueltos, lo que él considera un robo. Además, Osorto criticó que los militares hondureños exijan a los pescadores demostrar, mediante GPS, que fueron capturados en aguas hondureñas, un requerimiento complicado para personas con escasa formación académica.

Conflictos históricos y la incertidumbre actual

El Golfo de Fonseca ha sido un escenario de disputas limítrofes por décadas. En 2021, Honduras y Nicaragua firmaron un tratado de delimitación marítima que fue rechazado por El Salvador, lo que complicó aún más la situación en la región. Este tratado, según El Salvador, ignora la supuesta frontera marítima que comparten con Nicaragua en el golfo, argumentando que Honduras no debería tener acceso al Océano Pacífico.

A pesar de los intentos diplomáticos y los tratados suscritos, la problemática en el Golfo de Fonseca persiste. En febrero de 2023, la Fuerza Naval de Nicaragua capturó tres embarcaciones hondureñas y retuvo a nueve pescadores, tras un incidente en el que los militares nicaragüenses dispararon contra una de las lanchas. Estos hechos no son aislados y reflejan un patrón de tensiones que, sin una intervención efectiva, podría seguir escalando.

En este contexto, las comunidades pesqueras del Golfo de Fonseca continúan enfrentando un panorama incierto, donde la pesca artesanal, una actividad que ha sustentado a generaciones, se ve amenazada por conflictos territoriales y la falta de protección efectiva por parte de las autoridades. La urgencia de una solución diplomática y la implementación de patrullajes más efectivos son esenciales para garantizar la seguridad y el sustento de los pescadores hondureños en la región.