La abogada y activista opositora en el exilio, Alexa Zamora, dijo a Darío Medios Internacional que refuta las declaraciones del diputado sandinista Wálmaro Gutiérrez, quien afirmó que cien dólares son suficientes para que cada familia nicaragüense pueda mantener sus gastos de manutención. Zamora asegura que el legislador se burla del pueblo nicaragüense, que enfrenta a diario el aumento del costo de la vida.
Zamora señaló también que la canasta básica en Nicaragua tiene un costo actual de 20,560 córdobas, es decir, 775 dólares, y con cien dólares apenas se alcanza a comprar la quinta parte de los productos básicos. Agregó que el salario mínimo en Nicaragua ronda los 233 dólares, lo que significa que cien dólares no son ni siquiera la mitad del salario mínimo de los trabajadores.
Determinó que para 2018, el desempleo abierto alcanzó más del sesenta por ciento y en los últimos años ha aumentado debido a los despidos en las instituciones del Estado y al cierre de empresas de capital extranjero en el país. Según Zamora, la dictadura de Ortega-Murillo vende “ensueños” al presentar informes maquillados que no reflejan el alto desempleo ni el deterioro de la economía familiar que enfrenta el país.
“Las declaraciones del diputado Gutiérrez, cómplice de la dictadura de Ortega-Murillo, no solo son despreciables porque hace burla de las familias de a pie, que todos los días salen a las calles a buscar en el sector informal cómo llevar la comida para sus hogares”, explicó.
Mientras tanto, el líder estudiantil en el exilio, Byron Corea Estrada, dijo que es una “utopía” pensar que con 100 dólares una familia nicaragüense podría alimentarse durante un mes. “Basta con ir a la pulpería o al mercado para darnos cuenta de que todo subió y es imposible completar la canasta básica mensual”, manifestó.
Diputados sandinistas ganan 6,083 córdobas diarios
Corea Estrada señaló que los diputados sandinistas, como Wálmaro Gutiérrez, ganan 6,083 córdobas diarios, es decir, 166.66 dólares, lo que equivale a 21 dólares por hora, dejando claro que ellos y sus familias viven en abundancia en medio de la pobreza que enfrenta el pueblo humilde.
“Este legislador, coautor de la represión de Ortega-Murillo, no sabe lo duro que es para los migrantes nicaragüenses ganarse esos cien dólares en medio de jornadas duras de trabajo y luego enviarlos a sus familias en Nicaragua para su supervivencia”, externó.
Corea Estrada afirmó que lo más indignante es que esos 91 diputados tienen jugosos salarios y otras prebendas que salen de los impuestos de los nicaragüenses. Además, son cómplices de la dictadura y del éxodo de compatriotas que han salido del país en busca de oportunidades de empleo o para resguardar sus vidas.
También señaló que el diputado Gutiérrez es un férreo defensor de las políticas represivas del régimen de Ortega-Murillo y que sus declaraciones fueron para congraciarse una vez más con la pareja dictatorial y justificar las reformas a la Ley 977, contra el lavado de activos y financiamiento al terrorismo. En la normativa modificada, el régimen establece procedimientos extremados para la regulación y vigilancia del envío y recepción de remesas en Nicaragua.
Sin embargo, un exdiputado nicaragüense consultado por este medio vía telefónica ratificó que el objetivo primordial de las reformas a la Ley 977 es para que los tiranos tengan control sobre las remesas enviadas y legalicen las confiscaciones a opositores.
Dictadura tiene completo control sobre los emisores de remesas
El exdiputado aseguró que los cambios ordenados directamente por el autócrata Daniel Ortega permitirán a sus operadores, en este caso la Unidad de Análisis Financiero (UAF), controlar a los emisores de remesas y a los beneficiarios dentro de Nicaragua, congelar las remesas y reportar a la Policía y a la Fiscalía a personas que cataloguen como “indagados”.
La UAF será la encargada de monitorear a las agencias de remesas sobre los movimientos que ejecuten sus usuarios en la gestión de envío de activos a Nicaragua, y estarán obligadas no solo a reportar sus movimientos, sino también a seguir las nuevas directrices impuestas por el régimen.