Los préstamos del banco a Nicaragua aumentaron de 365 millones de dólares en 2018 -el año en que comenzaron los asesinatos y las detenciones masivas- a un pico de 805 millones de dólares en 2021, cuando el presidente Daniel Ortega detuvo a decenas de disidentes políticos y aspirantes a candidatos presidenciales, expulsando a muchos de ellos del país y confiscando sus propiedades, según la más reciente investigación del Washington Post.
Dicha investigación dejo al descubierto que entre 2018 y 2020, la policía nacional de Nicaragua, el principal instrumento de la violencia gubernamental, utilizó fondos del BCIE para construir o renovar al menos 19 comisarías en todo el país, comprar sistemas de radio y comunicación y ayudar a construir un centro de datos en la sede de la policía, según documentos publicados por el gobierno.
Según las pesquisas de El Post, existe un documento que muestra que, en el punto álgido de la represión en 2018, cuando decenas de manifestantes fueron asesinados a tiros o arrestados, el BCIE y la policía sacaron a licitación para comprar autobuses y barcos para “garantizar la movilización de las fuerzas policiales y fortalecer las capacidades operativas de la Policía Nacional”. Pero finalmente, la policía no pudo encontrar vendedores para cumplir con el pedido, según funcionarios del BCIE.
Cuando se cuestionó a Dante Mossi, presidente del BCIE de 2018 a 2023, el apoyo económico que estaba brindando al régimen de Ortega-Murillo este defendió la financiación del banco al “gobierno nicaragüense” y dijo que. “No le corresponde al presidente del banco juzgar si un país es lo suficientemente democrático o no para recibir préstamos del BCIE”, dijo Mossi en una entrevista desde Honduras en marzo. “Ese no es mi mandato”, agregó.
según una estimación del World Factbook de la CIA, durante el 2019, el presupuesto del gobierno fue de 3.500 millones de dólares.
Por otra parte, una investigación del medio Confidencial refleja que desde el 1 de diciembre del 2018 que Dante Mossi asumió la presidencia ejecutiva del Banco, y comenzó un flujo creciente de recursos que apuntalaron el presupuesto disponible para Ortega y Murillo: a los 334.1 millones de 2019, le siguieron 414.4 millones en 2020; 446.5 en 2021; 467.7 millones en 2022, para disminuir en 2023, con 405.8 millones.
“Las bondades” de Dante Mossi con Daniel Ortega y que ahora están siendo revisada por la nueva presidencia del BCIE
La misma investigación refleja que, el consolidado de ese quinquenio suma 2068.5 millones de dólares, superando en casi 72% los desembolsos recibidos en el quinquenio anterior. Ese incremento fue tan desmesurado, que lo recibido en esos cinco años, es casi lo mismo (94.6%) de los fondos que el Banco entregó a Nicaragua durante los diez años que lo presidió Rischbieth (2008 – 2018).
Las averiguaciones del medio indicaban que el Banco Centroamericano bajo la presidencia de Mossi, es que, en esos cinco años, Nicaragua recibió el 24.57% de los desembolsos efectuados por esa entidad regional y durante la década que Rischbieth presidió el Banco, Nicaragua recibió unos 599 000 de dólares por día; y con Mossi, el régimen Ortega – Murillo fue bendecido con un promedio diario de 1.13 millones durante esos cinco años.
A comienzos de septiembre de 2022, el exembajador de Estados Unidos, John Feeley, director ejecutivo del Centro para la Integridad de los Medios de las Américas, instó al Departamento del Tesoro de Estados Unidos a mirar más de cerca al BCIE, “conducido por un individuo llamado Dante Mossi, que se ha convertido en el banquero de los dictadores”.
Después de este suceso al siguiente año el Banco desembolsó 62 millones de dólares menos a la pareja dictatorial, aunque también redujo los desembolsos al resto de países fundadores de esa entidad.
El nuevo presidente del BCIE no comparte esa opinión y durante una entrevista con The Post, Gisela Sánchez Maroto dijo que el banco está revisando todos los préstamos aprobados en los últimos 10 años e implementando nuevas políticas anticorrupción y de derechos humanos.
Cuando se le preguntó sobre los préstamos a la policía después de abusos de derechos, asesinatos y torturas ampliamente documentados, Sánchez Maroto expresó su pesar y manifestó que, “Quiero asegurarme de que algo así, que sucedió, nunca vuelva a suceder”.
Los préstamos que el BCIE a concedido al régimen de ortega- Murillo van más allá de lo financiero, representan la discrecionalidad, utilidad y el endeudamiento al que las dictaduras someten a los pueblos
Por su parte el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, dijo a Darío Medios Internacional, que la investigación de El Washington Post sobre Mossi y el BCIE refleja un problema que va más allá del caso de financiamiento al régimen de Ortega.
Pues refleja primero los actos discrecionales que desembocaron en decisiones cuestionables dentro del marco de reglamentos del Banco, que ocurren porque los pesos y contrapesos institucionales dentro de los organismos financieros internacionales, como el BCIE, son más débiles que el clientelismo político que traen consigo los directivos representantes de países.
Lo que conlleva a la autorización de créditos sin haber pasado por el escrutinio de los procedimientos de aprobación de préstamos y que en ocasiones no lleva garantías de cumplimiento real de las cláusulas en los convenidos adquiridos y las consecuencias cuando un país utiliza fondos para oxigenar su aparato represivo son adversas al propósito del préstamo, el país y los ciudadanos son quienes pagan con sus impuestos esos préstamos.
El segundo punto según Orozco son los préstamos: este es un factor institucional utilizado a manera discrecional por las instituciones de otorgar préstamos bajo plazos que garanticen servicios y amortizaciones en beneficio de la institución no así la población.
Es ejemplo más claro según el politólogo, es Nicaragua que, “por ejemplo está pagando dos tercios del servicio de su deuda al BCIE aunque éste representa el 50% del endeudamiento”.
Para el politólogo Orozco el tercero punto, es que los países con gobiernos dictatoriales, tienden a endeudarse más y captar más del endeudamiento mundial que los países con sistemas democráticos.
Esta realidad es un reflejo de la falta de escrutinio y de ese utilitarismo financiero de las instituciones. El problema de la situación de Nicaragua también tiene sus similes en Honduras y El Salvador. Manuel Orozco Finalizó.
Con información del Washington Post y el medio Confidencial.