El obispo de Matagalpa monseñor Rolando Álvarez Lagos, desterrado político de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo pidió el 4 de agosto de 2022, al régimen respeto para los sacerdotes y feligreses, además, se les permitiera libremente participar en las homilías y solemnidades de sus iglesias.
Monseñor Álvarez, con la imagen del Santísimo Sacramento en manos, salió a las calles y enfrentó a la Policía leal al régimen y les pidió que “dejaran en paz” a los sacerdotes y devotos
El obispo Álvarez entonó canticos y oró por más de hora y media y cuando los agentes policiales se retiraron del lugar, les dijo: “hermanos, volvamos a la hermandad, a la fraternidad. Bendito sea Dios. “Dios dijo ámense los unos a los otro, no dijo ármense los unos a los otros.”
Monseñor también intentó salir a la catedral de San Pedro para celebrar misa, “sin embargo, antimotines se ubicaron en posición de ataque y cercaron el paso, informaron medios locales.
También, en abril de 2022, Álvarez hizo público que una de sus colaboradoras había sido víctima de una acometida, en esa ocasión dijo: “No hagan con los fieles lo que quieren hacer conmigo. Lo que quieran hacer conmigo, si van a hacerlo, háganlo conmigo y no con los fieles, no con el santo pueblo de Dios”. Un mes más tarde, el obispo inició un ayuno con agua y suero para protestar por la persecución policial del que aseveró, estaba siendo víctima.
Dictadura capturó en esa ocasión al párroco de la Iglesia Espíritu Santo de Mulukuku
Igualmente, 14 de agosto de 2022, la Policía frenó que dos sacerdotes de los municipios de Rancho Grande y El Tuma, viajaran hacia la Catedral de San Pedro de la ciudad de Matagalpa para participar en el recibimiento de la imagen de la Virgen de Fátima.
Ese mismo domingo antimotines al servicio de los Ortega- Murillo secuestraron al sacerdote Óscar Benavidez Dávila, párroco de la iglesia Espíritu Santo, en el Municipio de Mulukuku de la Diócesis de Siuna.
De la misma manera, el 16 de agosto la Policía impidió el ingreso de los feligreses a la parroquia Santa Lucía, en Ciudad Darío, Matagalpa, lo que obligó al sacerdote, Sebastián López, a celebrar la misa en el atrio de la iglesia, mientras los fieles participaron de la eucaristía desde la calle, vigilada por antimotines.
Aunque la dictadura días posteriores tomó la decisión como parte de los ataques de odio a la iglesia Católica de “encerrar” a monseñor Álvarez, junto seis sacerdotes y seis laicos que encontraban con él.
Posteriormente el obispo Álvarez Lagos, los clérigos y laicos fueron enviados a la cárcel por Ortega y seguidamente enviados al exilio forzado.
Desde entonces, la dictadura ha intensificado la persecución contra la Iglesia Católica nicaragüense y ha enviado a decenas de sacerdotes a la cárcel y más tarde los ha confinado.
Régimen Ortega Murillo sigue la cacería contra sacerdotes de la Diócesis de Matagalpa
En últimos días al menos 12 eclesiásticos fueron detenidos por órdenes del el régimen sandinista en el departamento de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, informó en un comunicado el Colectivo Nicaragua Nunca Más.
“Algunas parroquias han sido sitiadas y al menos 12 sacerdotes detenidos injustamente, algunos de ellos con paradero desconocido y en situación de desaparición forzada”, indicó la organización de derechos humanos mediante un comunicado.
Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sostienen que la Iglesia apoyó las protestas de 2018 que perseguían un golpe de estado. Las protestas dejaron más de 300 muertos, según la ONU. Mientras, la vicedictadora, Rosario Murillo ha calificado a los obispos y sacerdotes nicaragüenses como hijos del demonio y promotores del mal.